Vanguardia

Aquel Domingo de Ramos que enlutó a decenas en PN

Nigropeten­ses tienen marcada en la memoria una fecha, 04-04-04, una cifra cabalístic­a que marcó el inicio de la Semana Santa más triste de la que tienen registro

- MOISÉS RODRÍGUEZ

Hace un año el 4 de abril cayó en martes y ese día la alcaldesa de Piedras Negras, Norma Treviño Galindo, en compañía del presbítero Juan Armando Renovato, párroco de la Parroquia del Sagrado Corazón, así como vecinos de Villa de Fuente y funcionari­os de su administra­ción, montaron guardia en el obelisco construido en la plaza local, en memoria de quienes murieron en la inundación del 2004.

En el evento la Edil recordó que la inundación tomó a todos por sorpresa y dejó en la ciudad y en Coahuila un recuerdo amargo.

Aquel día del que nos separan hoy ya 20 años, se gestó la peor tragedia que ha golpeado al sector de Villa de Fuente y a la ciudad de Piedras Negras en su historia.

Era Domingo de Ramos el día en el que la enorme masa líquida formada por más de 45 millones de metros cúbicos de agua se desbordó del Río Escondido, cobró la vida de 38 personas y dejó a otras siete desapareci­das.

Además destrozó la infraestru­ctura de siete colonias del sector, dejando cinco mil damnificad­os.

La inundación cambió la vida en Villa de Fuente, que si bien es una zona que invita a pasearla, genera resquemore­s si se piensa vivir ahí, debido a las constantes crecidas del Río Escondido, hoy seco, y hasta los peligros de algún tornado, como el que en el 2007 sacudió a la ciudad.

LA NEGRA JORNADA

El evento catastrófi­co de aquel domingo inició a las 20:15 horas, cuando ya muchos se preparaban para dormir y otros tantos habían acudido a misa.

Horas antes una lluvia de más de 20 pulgadas había caído en la Sierra del Burro e hizo crecer los ríos San Rodrigo y San Antonio, desbordand­o presas y represas.

Javier Longoria, que en el 2004 era titular de Obras Públicas en Zaragoza, Coahuila, declaró que le tocó ver una cresta de 15 metros de altura subió por encima del puente que une a Piedras Negras.

Dijo que a las 12:30 observó la cresta y alertó a las autoridade­s, pero poco se hizo.

Si bien desde las 19:00 horas ya no llovía en Piedras Negras, el agua que se acumuló por horas en la serranía escurrió al río, cuyo torrente llegó por la noche a Piedras Negras y arrastró vehículos, árboles y todo lo que topó a su paso.

En alrededor de una hora que duró la riada, golpeó las colonias El Vergel, Delicias, Periodista­s y los tres sectores de la comunidad Presidente.

Durante las labores de limpieza y rescate en los días siguientes, los damnificad­os dieron a conocer que las autoridade­s no alertaron, por lo que la marea sorprendió a los villafonti­nos, sin que nadie avisara.

Como la cresta comenzó a crecer desde Zaragoza, Coahuila, tardó horas en llegar a la zona de Piedras Negras, y hubo tiempo para comenzar una evacuación; aunque al parecer no se pensó que fuera para tanto.

Ya sucedido el hecho lo que se declaró fue distinto, el entonces gobernador de Coahuila, Enrique Martínez y Martínez, dijo ante el presidente Vicente Fox, quien acudió al lugar, que fue “la tragedia más grande” ocurrida en la entidad.

¿ACOSTUMBRA­DOS A SUFRIR?

Si bien fue traumático, la del 2004 no fue la primera inundación sufrida. Villa de Fuente desapareci­ó del mapa en 10 de abril de 1890, y cuatro años después pasó a formar parte del territorio de Piedras Negras.

Otras inundacion­es ocurrieron el 2 de septiembre de 1932; el 28 de junio de 1954; además de un devastador tornado el 24 de abril de 2007.

Ese domingo 4 de abril de 2004, desapareci­ó el puente de ferrocarri­l y dos kilómetros de vía férrea, testigos dieron cuenta de cómo las vías fueron torcidas por la fuerza del agua y acabaron convertida­s en algo parecido a un chicharrón.

PEDIR Y PADECER

Por algunos años, algunos sobrevivie­ntes de la inundación, cada cabalístic­o 0404-04, cientos realizaban peregrinac­iones para rendir homenaje a los fallecidos en el desastre.

Partían de la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y terminaban en el puente ubicado sobre el Río Escondido y desde ahí arrojaban flores, pero eso era antes.

Hubo muchos que prefiriero­n irse a buscar un lugar de menos riesgo y a tratar de olvidar.

No obstante, veinte años después, el dolor y la pérdida siguen presentes y el evento traumático sigue, aunque agazapado; y se reaviva cada vez que una lluvia fuerte azota la zona.

NO SE HACE MUCHO POR REMEDIAR

Como el año pasado, cuando la alcaldesa Norma Treviño encabezó el acto de homenaje a las víctimas de la catástrofe más sentida por Piedras Negras, se organizó para este año un evento cívico en la Plaza de Villa de Fuente.

No es del todo seguro que la Alcaldesa acuda, porque se recupera de una fractura, aunque sí tuvo actividad en algunos actos en medio y con la visita del gobernador Manolo Jiménez,

Sin embargo todavía hay algunos sobrevivie­ntes que no quieren olvidar y que como cada año pedirán a las autoridade­s que se tomen medidas de prevención para evitar futuros desastres naturales.

También servirá como un recordator­io de que la presa “Rompepicos”, proyecto que podría prevenir tragedias como la de 2004 pero pasan los años y sigue durmiendo el sueño de los justos.

De la amarga experienci­a que marcó aquel Domingo de Ramos del 2004, ya Piedras Negras ha dado muestras de su recuperaci­ón, de su capacidad para resurgir y de estar atenta a lo que le depare el futuro.

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Mal. Familias vivieron una pesadilla pasada por agua, por la crecida del Río Escondido.
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Horan, Se recuerda en el obelisco construido, a los fallecidos, aquí la alcaldesa Norma Treviño el año pasado.
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Catástrófi­cos. Los nigropeten­ses han vivido eventos traumático­s que los marcaron.

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