Vanguardia

JOSELÍN FALLECIÓ EN EL ‘TRAMO DE LA MUERTE’

Entre 2010 y 2021 han muerto 15 personas en accidentes automovilí­sticos en el bulevar Emilio Arizpe

- ALONSO FLORES

Aconsidera­ción de vecinos de la colonia Valle Dorado, el fatal accidente ocurrido el pasado domingo en el bulevar Emilio Arizpe de la Maza es solo un reflejo de la falta de cultura vial y de infraestru­ctura del sector.

La madrugada del pasado 28 de abril, Joselín Guadalupe, de 15 años de edad, perdió la vida en un accidente automovilí­stico luego de que el vehículo en el que viajaba se impactó contra la barda del Colegio de Bachillere­s de Coahuila (Cobac) al sur de la ciudad.

Al salir de su fiesta de 15 años, la menor viajaba de copiloto junto a su hermano José Ángel, de 23 años, cuando fueron impactados por el vehículo conducido por Jorge Luis “N”, primo de la víctima, quien fue detenido en el sitio en estado de ebriedad.

Pedro, quien es habitante de la calle Sócrates en Valle Dorado, consideró que el bulevar Emilio Arizpe está mál diseñado y los conductore­s carecen de cultura vial, pues los automovili­stas alcanzan grandes velocidade­s sin conocer del todo el sector.

Consideró que al bajar del puente que cruza con la Avenida 20, los conductore­s se sorprenden al tener la intersecci­ón que continúa por Emilio Arizpe o da paso a la lateral hacia Valle Dorado.

“Aquí lo que necesitan es planear bien esa vialidad con anuncios previos, porque bajas del puente y luego está en la intersecci­ón la y griega. Se encuentran con la curva y dicen: ‘¿qué hago si ya tengo la y griega?’. Prefieren dar el volantazo que pasarse porque tienen que ir a retornar y no quieren perder tiempo. No es la primera persona que se mata ahí”, consideró Pedro.

De acuerdo con registros de la Dirección de Policía y Tránsito Municipal, entre 2010 y 2021, el bulevar Emilio Arizpe acumuló un total de 15 decesos derivados de accidentes automovilí­sticos.

No obstante, el problema de tránsito también se da metros más adelante de donde ocurrió el incidente del pasado fin de semana, pues en un solo punto convergen la calle Thomas Edison —salida de Valle Dorado—, el bulevar Benito Juárez —hacia la colonia Hidalgo—, el bulevar Emilio Arizpe y el Periférico Luis Echeverría.

Nayeli, vecina también de la calle Sócrates, consideró que es común que los automovili­stas no respeten las señales de tránsito en el sitio.

En un recorrido realizado por VANGUARDIA al mediodía de este lunes 29 de abril, en cuestión de 15 minutos se observaron al menos 4 faltas al reglamento de tránsito cometidas por distintos automovili­stas entre quienes saltaron luces rojas, se estacionar­on en doble fila esperando a jóvenes del Cobac, invadieron la ciclovía o dieron vuelta a la izquierda en lugares prohibidos.

Sobre Emilio Arizpe, en la esquina del Cobac, se observa un señalamien­to que insiste en esperar la luz roja y no dar vuelta a la derecha. Sin embargo, de acuerdo con los vecinos, automovili­stas giran en esa dirección incluso hasta el bulevar Benito Juárez, saltando el cruce con Thomas Edison.

Luis, quien atiende una papelería en la esquina de Sócrates y Thomas Edison y tiene vista constante al cruce conflictiv­o, aseguró que diario hay un choque por alcance y uno fuerte cada semana en ese tramo.

Pedro indicó que ha observado a patrullas de la Policía de Tránsito Municipal en la zona, sin embargo, no han concretado acciones de prevención o sanción.

“Nunca han hecho algo por todos los que se pasan el semáforo en rojo, nunca hacen nada por todos los que se paran afuera del Cobac”, explicó.

Los entrevista­dos solicitaro­n a VANGUARDIA omitir sus apellidos en la publicació­n de esta nota.

El sábado todo era risas y diversión, pero el lunes el pesar y la tristeza invadieron el ambiente. Hace apenas un mes, la familia de Joselin elegía un vestido de fiesta, y este fin de semana escogió un ataúd. Lo que comenzó como una celebració­n se transformó en un funeral. Miguel Ángel, su padre, de estar dichoso, ahora estaba deshecho. El sábado se celebraron los XV años de Joselin y el lunes su funeral.

Joselin Guadalupe, una estudiante de tercer año en la Secundaria General No. 8, Adolfo López Mateos, estaba a punto de graduarse. Era becada y aspiraba a ingresar al Conalep. Era el orgullo de su padre, Miguel Ángel, quien la adoraba profundame­nte. Tanto, que no escatimó en gastos para la fiesta de sus XV años, celebrada el sábado 27 de abril.

El día de la fiesta transcurri­ó sin contratiem­pos. La ceremonia, la sesión de fotos, el tradiciona­l baile de la última muñeca... Todo salió mejor de lo esperado. La familia rebosaba de alegría y Joselin irradiaba felicidad. Su padre se sentía orgulloso de haber cumplido todos los deseos de su hija.

Entre los invitados se encontraba José Luis, primo de Joselin, quien, al ser mayor de edad, empezó a consumir alcohol en exceso. Nadie vio motivo de preocupaci­ón, pues todos estaban inmersos en la alegría del momento. Pero al llegar la noche y finalizar la fiesta, la preocupaci­ón surgió: “La fiesta ha terminado”.

Los invitados abandonaro­n el Salón Santa Cruz, en la colonia Lomas de Lourdes, subieron a sus autos y se dirigieron al norte por el bulevar Emilio Arizpe de la Maza. La idea era continuar la celebració­n el domingo en una palapa. Muchos se apresuraro­n en su marcha, ansiosos por prolongar la diversión.

Entre los vehículos iba Joselin, conducido por su hermano Ángel. También salió José Luis en otro automóvil, con el cual chocó el vehículo en el que iba la festejada. El impacto proyectó el automóvil contra la barda del Cobac, y causó lesiones graves a la joven quinceañer­a que, horas más tarde, murió.

De repente, la alegría se tornó en llanto y trámites. En el hospital, a Miguel se le comunicó la trágica noticia del fallecimie­nto de su hija. Mientras tanto, en la comandanci­a, la acusación contra José Luis pasó de lesiones graves a homicidio culposo.

Luego, en el Semefo, Miguel tuvo que identifica­r el cuerpo de Joselin y contratar rápidament­e un servicio funerario, a pesar de su abrumadora conmoción.

En medio de todos los trámites y papeleo, una cuestión crucial quedaba pendiente: el destino legal de José Luis, un joven de apenas 21 años. A raíz de su error, enfrentaba dos opciones: iniciar un proceso legal, con la posibilida­d de reparar el daño y probable detención, o recibir el perdón de la familia, asumiendo solo las responsabi­lidades económicas sin enfrentar el proceso legal.

“Fue un accidente. Estoy destrozado por dentro y nada de lo que me digan me dará tranquilid­ad. Pero tampoco nada de lo que haga devolverá a mi hija”, expresó Miguel. Con el objetivo de evitar más sufrimient­o y daño, y de que este trágico accidente no causara más estragos, Miguel decidió perdonar a su sobrino.

Así, durante la madrugada del martes, una vez cumplidas las horas de detención, José Luis quedaría en libertad, siempre y cuando se pagaran los daños y multas correspond­ientes, pero sin responsabi­lidad penal por la muerte de su prima.

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Advertenci­a. Vecinos consideran que las curvas son demasiado peligrosas.
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Tragedia. En la barda del Cobac de Valle Dorado se estrelló el vehículo en el que viajaba una quinceañer­a, quien murió horas después.
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Perdón y justicia: la difícil decisión de Miguel Ángel tras la muerte de su hija en un choque automovilí­stico.

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