El premio que trae la constancia
Con más de 13 años de carrera, Joanna Larequi ha conseguido que los ojos de la industria del cine se posen sobre ella
El arte es un camino lleno de incertidumbre. No hay certezas ni senderos claros, puedes tener todo el talento del mundo pero jamás tener éxito. La suerte juega un papel fundamental, también la fortaleza y la perseverancia en un mundo en el que el rechazo es el común denominador. En este sentido, la carrera de la actriz mexicana Joanna Larequi ha estado marcada por el verbo insistir. Se inició en el teatro, y tras más de dos décadas actuando y de cumplir 38 años, le llegó la oportunidad de oro que tanto estaba esperando: un personaje estelar en la cinta Las hijas de Abril de Michel Franco, uno de los directores mexicanos más laureados de los últimos años. “Luego de una larga entrevista y de enviar varios datos, Michel me hizo un casting junto al personaje de Valeria (Ana María Becerril), y tras hacer otra prueba con otro actor que no entró en la película, me dijo que comenzara
a subir de peso”, comentó sobre el día que ganó el personaje de Clara, la hija mayor de Abril (Emma Suárez), que sufre de distimia o depresión crónica y se ve en la necesidad de llamar a su madre ausente ante las presiones económicas que implican el embarazo adolescente de su hermana. El encuentro provocará graves consecuencias en la vida de los personajes.
En tan solo tres semanas tuvo que aumentar siete kilos para iniciar el rodaje que se llevó a cabo en Puerto Vallarta, Guadalajara y la Ciudad de México. “Desde que leí el guión, quise hacerlo. Era un personaje retador que deja muchos cabos sueltos, y por alguna razón eso me gusta mucho porque así es la vida”, agrega. Uno de los grandes méritos del guión es cómo trastoca el arquetipo de la madre.
Sobre la oportunidad de compartir pantalla con la actriz española Emma Suárez, comenta: “Nos encerramos en Vallarta una semana antes del filmar y eso nos ayudó mucho a romper el hielo. Claro que me impuso su filmografía, pero fue muy generosa desde el minuto uno. La noche antes del primer día de filmación, nos envió un mensaje que decía: Esto empieza y yo las tengo acobijadas”, agradece.
Fue testigo del Premio del Jurado otorgado a Las hijas de Abril en la más reciente edición del Festival de Cannes, y la atención que su trabajo ha recibido estas últimas semanas le ha generado una sensación un tanto extraña. “Siempre había soñado estar ahí, y no quiero llamarlo éxito, pero creo que los lugares que quieres alcanzar siempre te dan miedo porque tienes que sostenerte y subir al siguiente escalón... Te toca ser muy responsable con lo que te está pasando. Cannes fue toda una experiencia porque sales en los periódicos, tus amigos te hablan, y escuchas el típico comentario: ¿A poco Joanna está en Cannes? Pero no fue hasta el estreno en México que me di cuenta que mi vida podía cambiar con esta película, que la gente ya no me iba a ver de la misma manera”, concluye. Lo cierto es que nunca tarde y hoy su carrera es un campo lleno de oportunidades. ¡Síganle la pista!
Desde que leí el guión, quise hacerlo. Era un personaje retador que deja muchos cabos sueltos