IL DOLCE FAR NIENTE
Tiberio fue emperador y gobernante del Imperio Romano y su trono estaba en Capri, donde se entregó al libertinaje; y es ahí, en esa isla que emana libertad, el lugar que elegí para escribir esta bitácora. Volé de Berlín a Nápoles, me dirigí al Molo Beverello y llegué justo a tiempo para tomar el siguiente aliscafo a Capri. Después de anclar, tomé mi taxi favorito que solo se encuentra ahí —una limusina descapotable— que me llevó al otro lado de la isla, a Marina Piccola donde mi padrastro tiene una casita con una de las vistas más increíbles del mar. Al llegar, dejé mis maletas y subí las escaleras que corren desde el mar hasta el pueblo, las escaleras por las cuales antiguamente subían y bajaban las mulas transportando de todo. Llegué directo al Bar Tiberio en La Piazzetta, el centro de Capri, a tomarme un Aperol Spritz y a encontrarme con mi familia. Me fascina este lugar porque siempre está lleno de vida, locales, turistas curiosos y los dueños de las tiendas que se la viven en el eterno parloteo. Mis dos tiendas favoritas son Capri People (de gafas) y Delfina, una marca local de ropa de playa.
Nos convertimos en testigos de las aventuras de Andrea Wild en uno de los célebres lugares del Mediterráneo, la isla
de Capri, bajo el legendario sole italiano