Cálido refugio,
La española Celia Tejada es una autoridad en el mundo del diseño gracias a su trabajo en Restoration Hardware. Su casa del siglo pasado en San Francisco es una demostración de sus dones de interiorista.
Una vida que ha navegado desde el sur de Cantabria a los aires victorianos de San Francisco y la atmósfera de una casona del siglo XIX, en la que se ha imbricado el ADN ESTÉTICO de su dueña y creadora, esa poderosa y siempre optimista mujer: Celia Tejada
Celia Tejada es el nombre de una española que tiene a su cargo el perfil creativo de Restoration Hardware. Si se habla de mujeres poderosas, de esas profesionales que se han ganado y trabajado tenazmente su espacio, ella es una de estas. “Nací en un pequeño valle olvidado, al sur de Cantabria, con cinco hermanos y una infancia feliz, en un hogar humilde”, explica. En ese entorno comenzaron a tomar forma sus sueños, muchos, como el de ser arquitecta que, “tomó camino cuando en Bilbao se abrió la primera escuela de diseño de los años 70. Allí, descubrí lo que es abrir la ventana de los sueños y aprender, aprender”. Pero antes de eso, en su adolescencia, “llegó la curiosidad y el deseo urgente de ver el mundo, ¡volar y crear!”, rememora.
Ahora, vive en una ciudad que es uno de esos puntos neurálgicos para el ojo que asimila, disfruta y transforma la belleza: San Francisco. Su casa es su universo, su ADN y su historia. “Mi hermano Ibo me llamó un día en 1994 y me dijo: acabo de encontrar la casa de tus sueños. La casona, originalmente construida en 1890, estaba en decadencia total, abandonada”. Su descripción nos confirma que lo que requeriría de trabajo no era tarea fácil. “Techos caídos, el jardín como una jungla, un ático sin suelo. Estaba totalmente olvidada en el tiempo. Pero para mí fue amor a primera vista. Sí, me enamoré de esta gran dama Victoriana, el resto... Es historia”.
Haciendo un recuento, pone en orden cómo fue la transformación. “Los dos primeros años fueron de reconstrucción”, dice. A paso lento, con decisiones bien meditadas y meticulosamente fue completando su obra. “Habitación, por habitación, paso a paso”, comenta. “El ático lo convertí en mi nido creativo, y unos años más tarde, construí la cocina de mis sueños, que cada jueves se convierte en el corazón de las tertulias semanales, con mi familia de amigos”. No nos lo dice, pero es evidente que ese es su espacio favorito. Pero hay más. “El corazón del hogar, el comedor; la librería pintada de negro, y llena de libros de poesía y buenos vinos; la sala de fotografía, para capturar almas que no quiero olvidar; el ático, un nido maravilloso lleno de luz y esperanza cada mañana y el cálido refugio al final del día para el reposo”. En sentido general, esa estructura que ella misma llama una “gran dama victoriana”, alberga ahora tras sus muros una atmósfera boho-chic. “Es mi estilo”, nos confirma la creativa.
En ese proceso creativo hay muchos ingredientes que conforman la capacidad para llevarlo a cabo. “Desde mi punto de vista, nacemos con ciertas afinidades y habilidades, que alimentándolas con una formación académica adecuada, nos dan la oportunidad de completar el círculo de talento-teoría”, dice. Y en esa trayectoria, ha habido varias etapas para Celia, incluyendo una dedicada a la moda. “La etapa de diseño de moda fue fascinante. Empecé mi línea en la década de mis 20, en San Francisco, cuando mi vida estaba enfocada en vivir y descubrir lo que el mundo tenía que ofrecerme. Durante 10 años, creé, aprendí, disfruté y viví sin límites”. Una conocida marca le convocó y ese fue un momento importante en términos de exposición. “Absolute Vodka me eligió para su famosa campaña publicitaria, y ‘Absolute Tejada’ desfiló por las pasarelas, desde Los Ángeles, a Nueva York y Miami”. A los 30 fue el momento de iniciar una familia... “y la creación de un hogar se volvió mi prioridad. Con ello, entraron de nuevo en mi vida el diseño de interiores y la arquitectura”. Sin embargo, eso no tiene que haber significado un parte aguas, a fin de cuentas, como ella misma afirma, “la moda tiene su cordón umbilical atado al interiorismo, donde la estética, las proporciones y las tendencias se aplican al estilo de vida”.
Siendo mujer, todo eso puede haber exigido vencer más escollos. “Para mí no ha sido difícil. La verdad es que nunca me he detenido a pensarlo, siempre he vivido mi vida con la filosofía de que mis sueños, sí los puedo hacer realidad y no debo de perder el tiempo. Una vez que emprendes tu camino, no hay que parar, hay que seguir caminando. Para mí, ese es el secreto. Ser mujer nunca ha significado barreras”, afirma. Y en todo está “la estética, la poesía, la belleza. Mi corazón, navega entre San Francisco, con mi familia (...) en el valle donde nací en España, y con amigos, muchos amigos”, finaliza.