BLASONES de Realeza
Una colección de alta joyería con la rma de la casa Louis Vuitton escudriña en la tradición de la heráldica aristocrática, con una visión CONTEMPORÁNEA y piezas capaces de crear una leyenda y ser soberanas de un propio corte
A lo largo de la historia, un escudo, un blasón o una joya han sido testigos mudos de millones de recónditos escondrijos en los que se libraron batallas, se dilucidaron alianzas de poder y se cimentaron leyendas de amor. La heráldica es parte del telón de fondo y, a la vez, protagonista de realidades y quimeras gestadas en los prontuarios de la realeza, de la misma manera que lo son una letra o un monograma para las grandes marcas del lujo. Eso por sí solo, hace coherente la relación de la colección Regalia, con su casa creadora, Louis Vuitton.
Aludiendo al poder de la mujer en la narrativa aristocrática,
la propuesta de siete conjuntos y 60 piezas incorpora símbolos como el laurel o las ores de lis, pero no impuestas, sino sugeridas con una exquisita sutileza que les hace perfectas para llevar sobre el pecho, junto al cuello o en las manos.
Como si se tratara de evocar la era del poder de una soberana en su trono, las gemas coloridas se colocan al centro de una corte de diamantes, que parten de ella o la rodean protectores. Y esas piedras preciosas también tienen sus historias que contar, como una impresionante paraiba de 34.74 quilates, la más hermosa espinela, patinada en el código cromático de la frambuesa, pero con un brillo increíble; una rara tsavorita, de 19.97 quilates; en tonos color verde menta o el acariciador y delicado za ro azul lavanda. Todas se enmarcan también en dorado, en una composición en la que la forma de la V se distingue como divisa de la dinastía de la alta joyería, de la que ya son parte. En cuanto a las formas y alegorías estéticas, en estas piezas comparten espacio las in uencias Art Déco, notas
personal.· de constructivismo y la contemporaneidad. Llevar una pieza de Regalia, es como empezar a crear la leyenda de tu propia corte en la que dominas por ser rotundamente