ADIÓS, COWBOYS
Marfa, Houston, Dallas y Austin. Cuatro ciudades que muestran todo el esplendor de un estado que mira al futuro
Hilan cuentos los lugareños que las luces de Marfa, pequeño poblado ubicado al Este de El Paso, justo en medio del vértice formado por el Río Bravo al Norte de los estados de Chihuahua y Coahuila, no tienen nada que ver con la ciencia. “Las luces de Marfa”, relatan con sigilo a un visitante que llega a la ciudad en busca de las tendencias en diseño más minimalistas del país. Una pequeña Escandinavia en medio de la nada que se rumorea sirvió de inspiración a Ingvar Kamprad, fundador de Ikea, para la proyección de algunas de sus colecciones. Arte, vanguardia y diseño se reúnen en una localidad en la que destacan la Fundación Chinati y especialmente la escultura Prada Marfa, una boutique ficticia de Prada que muchos confunden con una tienda. Nada más lejos de la realidad. Marfa es quizá el espejo de la nueva Texas, un estado vibrante que trata de romper con fruición los clichés y los estereotipos que le han llevado a ser considerado el lugar de residencia de cowboys, petroleros y amantes de las armas.
MARFA
Un trailer park puede ser hipster. Esto es el siglo XXI y esto es lo que ofrece el Hotel El Cosmico, además de teepees y tiendas de campaña tradicionales. El lugar ideal para descansar como un pionero bajo las estrellas tras visitar la exquisita Judd Foundation, espacio dedicado a la preservación de la obra de Donald Judd. Para comer, una chuleta de cerdo con mermelada de cebolla en el restaurante LaVenture del Hotel St George volverá locos tus sentidos.
HOUSTON
Bendecida por el clima más sureño, ese que llega desde el Golfo de México a través de deliciosos estuarios, Houston ha cambiado radicalmente en los últimos años. No puedes irte de esta ciudad
sin probar su Mishima Wagyu Tomahawk Steak,
un placer carnívoro del que no te arrepentirás. La siesta deberás disfrutarla en el Four Seasons Hotel, un clásico de siempre con servicios de nivel mundial.
Otros dos puntos de la lista que no puedes obviar
son la Menil Collection y The Museum of Fine Arts.
DALLAS
En esta ciudad J.R. Ewing nos enseñó que la maldad puede ser diabólica, pero también fue el lugar desde donde se gestionó el petróleo que llevó a Estados Unidos al desarrollismo de la década de los 60. Haz check-in en el hotel The Joule del downtown de la ciudad antes de comer un pato especiado en Gemma y de visitar el Nasher Sculpture Center. Las compras se resumen en un par de botas de cowboy de Miron Crosby.
Está ahí para demostrarlo la evolución sufrida en los últimos años (llámenle si quieren reconversión, diversificación o gentrificación, palabrejo de moda) por ciudades como Dallas o Houston, otrora centros de poder agrícola y petrolero convertidas hoy en puntos de negocios y de cultura del suroeste estadounidense. Porque Austin... Austin es Austin. La ciudad de la música callejera, del underground, de las costillitas de Franklin Barbecue y de Willie Nelson, el músico inmortal, padre del country, catalizador de la aparición del mayor porcentaje de talento musical por metro cuadrado que alguien pueda encontrar lejos de Memphis, Nueva Orleans y Nashville.
AUSTIN
Es imposible entender la cultura underground de Estados Unidos sin conocer Austin. Si es cultura, es influyente y cool es muy probable que provenga de esta cautivadora ciudad. Come las codornices con antílope en Eberly, disfruta del festival de música SOS Fest (10, 11 y 12 de noviembre), ve de compras a Domain Northside antes de ir a descansar al South Congress Hotel, un reducto de paz entre tanto bullicio citadino.