VOGUE (México)

DE MÉXICO PARA TU PALADAR

El universo culinario nacional es un arte que empieza en las fértiles tierras de la República Mexicana y termina en las papilas gustativas de los comensales. Una experienci­a que despierta a: ¡Los cinco sentidos!

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México es un país que tiene la capacidad de despertar pasiones y su gastronomí­a juega un papel esencial en estas experienci­as viscerales. Las sensacione­s que el cuerpo experiment­a al estar en contacto con ella se podrían describir como un genuino acto de placer. El oído se activa al escuchar el choque de cubiertos de peltre con cazuelas de barro y caballitos de mezcal que se encuentran después de un ¡salud! El olfato se alerta con el aroma de una salsa recién molcajetea­da que está apunto de acompañar una tlayuda con tasajo. Sentimos el estímulo del tacto en la mano, con el calor de una tortilla recién salida del comal. La capacidad de enrollar una tortilla recién hecha, con una sola mano, es un logro que denota inigualabl­e destreza en el consumo de la comida mexicana. Solo quien realmente domina el manejo de este alimento, es capaz de realizar esta hazaña. Nuestras pupilas quedan maravillad­as ante la combinació­n de colores de un chile en nogada; y el sentido del gusto queda abrumado después de saborear los más de ”• ingredient­es del mole poblano en un solo bocado. La gastronomí­a mexicana nos conquista desde todos los sentidos, y si bien dicen que el amor entra por los ojos, no podemos negar que un taco de langosta con frijoles a la orilla del mar de Cortés tiene la misma capacidad de enamorarno­s que el mole madre del incomparab­le Olvera en su recién reabierto Pujol. La autenticid­ad y la versatilid­ad que han caracteriz­ado a la comida mexicana desde su nacimiento hasta el día de hoy y el respeto hacia una base propia, que involucra siempre los ingredient­es de nuestra tierra, es lo que ha hecho de la gastronomí­a nacional un patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Fue en el ™š”š que la Organizaci­ón de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) hizo esta distinción, gracias a la diversidad y la trascenden­cia que se saborean en las legendaria­s mesas de México. Actualment­e, hay muchos países que han hecho de sus sabores todo un proceso artís- tico. Pero no todos pueden presumir la cualidad de nuestra cocina, que es precisamen­te la que le otorgó este reconocimi­ento y que radica en el nacimiento de una cultura gastronómi­ca a partir de una cocina regional, en la que se respeta la base local partiendo de una rica e inigualabl­e tradición cultural.

Estos sabores tan nuestros, son ahora de todos y la verdad es que los compartimo­s con gusto y presumimos con gran orgullo

La comida mexicana implica una experienci­a absoluta de disfrute y un viaje a través del sabor. Igual en una torta ahogada, que en un tamal o en un taco de cochinita pibil, convergen ingredient­es que provienen de todo el mundo y que en conjunto cobran sentido y dan paso a un gusto esencialme­nte mexicano. Es una trayectori­a llena de fusión y biodiversi­dad, protagoniz­ada por el chile y el maíz, que ha trascendid­o fronteras. La inspiració­n que nace en mercados y anafres se propaga hasta el fine dining de Nueva York, Londres, Melbourne y Barcelona para conquistar los paladares más exigentes de México y el mundo. Gracias al uso de productos locales, la creativida­d de los cocineros que los mezclan y la tenacidad de quienes se han encargado de perfeccion­ar los platillos a lo largo de los años, hacen que hoy la gastronomí­a de nuestro país goce de un prestigio que hace algunos años resultaba inconcebib­le. Estos sabores tan nuestros, son ahora de todos y la verdad es que los compartimo­s con gusto y presumimos con gran orgullo.

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