ESTRENARÁN INVITADO EN LAS MAÑANERAS...
Todavía no se sabe cuál será el tono de la relación oficial entre México y Estados Unidos, ahora que los vecinos hicieron cambio de gerencia y estrenan mandatario.
El optimista podría sugerir que será mejor, pues dizque se trata de dos gobiernos progresistas, con la mira de mejorar la vida de sus gobernados, en especial los que menos tienen, pero…
Del dicho al hecho hay mucho rollo. ¿O cómo era?
Una cosa es lo que dicen y otra es la que acaban haciendo, por voluntad o a fuerzas.
La verdad es que, como la pandemia, la relación con Donald
Trump le vino como anillo al dedo
a López Obrador.
Porque, detrás de la máscara de durito, el bebé caprichoso era un verdadero malvavisco: fofito y aguado. Y aparte es muy sope, por lo que no era nada difícil fingir que se le daba por su lado para tenerlo contento y solo faltaba esperar unos minutos hasta que su atención se fuera a otro planeta.
Además, sus camaradas los del partido Republicano son fáciles de complacer. A ellos les basta con que cualquier gobernante de lo que llaman su patio trasero baile al son que le tocan, y poco les importa si éste es demócrata o un dictador, mientras entregue cuentas alegres de sus inversiones.
O sea, necesitan un gerente regional que reporte números negros… aunque los consiga con cifras rojas.
A los militantes del partido
Demócrata, no. Ellos juegan con la camiseta de las causas nobles: democracia y libre empresa, pero también respeto a la propiedad privada, reglas del juego claras y limpias, conciencia ecológica y anti discriminación por género, creencias o color de piel.
Digo, al menos eso es lo que predican y la razón por la que tienen un amplio respaldo popular. Como Morena… o como Morena quisiera ser visto. O sea, sin recordar su tibia posición ante el aborto, su alianza con los aleluyas del PES y su clara tendencia estatista y de culto al Líder Inmaculado.
Ahí es donde podrían surgir fricciones: entre el rollo de la 4T y las acciones que impulsan día con día hay mucho trecho.
Quien sabe, igual y el cambio de gobierno en EU les acaba sirviendo para enderezar el rumbo que se supone los guía y hacen a un lado la tendencia autoritaria y a veces conservadora que parece guiñarles un ojito en cada esquina. Ojalá.
La otra opción es que se acaben agarrando de la greña con los vecinos, en cuyo caso el resultado es predecible: perderemos todos. En especial, los mexicanos.
Como quiera, no estaría de más invitar a un distinguido demócrata como Bernie Sanders con sus guantes tejidos a una Mañanera. De perdida, levantaría el rating ahora que el espectáculo está muy visto.