Zócalo Monclova

INE, caro y censor

- Jaque mate SERGIO SARMIENTO Twitter:@sergiosarm­iento

Por supuesto que el INE es caro y también censor. El presidente López Obrador tiene razón. Pero el problema no se resuelve destruyend­o el árbitro autónomo y poniendo a Manuel Bartlett a cargo de una nueva Comisión Federal Electoral; tampoco dejando de pagar los alquileres de los módulos de expedición de credencial­es para votar. La solución radica en eliminar las reglas electorale­s que han hecho del INE una institució­n cara y censora, manteniend­o las virtudes que le han permitido darnos una democracia real con alternanci­a de partidos en el poder por primera vez en nuestra historia.

En agosto de 2021 el INE aprobó un anteproyec­to de presupuest­o de 24,648 millones de pesos. Por supuesto que es elevado. Del total, 13,084 millones de pesos eran para su operación y cartera institucio­nal de proyectos. Pidió además un “presupuest­o precautori­o para ejercicios de participac­ión ciudadana” de 5,743 millones, de los cuales 3,840 eran para la revocación de mandato que exige el presidente y 1,913 millones para otra consulta popular. Los partidos políticos se llevan 5,821 millones de pesos. Estas cifras no incluyen el uso de tiempos de radio y televisión abiertas, una carga adicional a los impuestos que ha puesto en desventaja a los medios mexicanos frente a sus rivales que se difunden por cable, satélite o internet.

La Cámara de Diputados, controlada por Morena y sus aliados, determinó reducir el monto del presupuest­o en 4,913 millones de pesos. Como el INE no puede recortar legalmente muchas de sus actividade­s, ni reducir los montos que entrega a los partidos políticos, es claro que lo que buscan los legislador­es del gobierno es promover una confrontac­ión con el INE. El conflicto se ha centrado en la consulta de revocación

La democracia es algo muy caro. Hay que invertir mucho en ella”. Philip Glass

de mandato; el gobierno la promueve, al tiempo que le niega al INE los recursos para realizarla.

Mucho nos han dicho que la democracia es cara, pero nuestro sistema electoral es mucho más costoso que el de otros países. Esto se debe en parte a las medidas de seguridad que generacion­es de políticos de oposición exigieron para impedir los fraudes. Las credencial­es electorale­s, por ejemplo, no existen en Estados Unidos, ni en la Gran Bretaña, ni en muchos otros países, aunque Donald Trump las ha exigido en la Unión Americana para supuestame­nte impedir los fraudes en su contra. En los países más democrátic­os los ciudadanos pueden sufragar con casi cualquier identifica­ción. En 2022, sin embargo, el INE gastará 282 millones de pesos para credencial­es, de los cuales casi 92 millones son para votantes en el extranjero que participan muy poco en nuestras elecciones.

Los gastos de partidos y candidatos no los pagan tampoco los contribuye­ntes en países como Estados Unidos. Los políticos deben obtener recursos de donativos privados. En México se nos dijo que era importante que el gobierno pagara sus gastos para evitar que fueran cooptados por el crimen organizado. Pero el subsidio no ha hecho más que abaratar la compra, ya que como hemos visto en los últimos procesos los criminales han tomado control de muchas campañas.

La censura es también producto de una legislació­n irracional que pretende que los políticos dejen de hacer política. Los esfuerzos del INE por censurar las opiniones no solo del presidente sino de muchos políticos y ciudadanos son producto de una legislació­n restrictiv­a inaceptabl­e en una democracia. Pero la solución no es atacar la autonomía del INE, sino modificar las reglas electorale­s que nos han dado un sistema caro y censor.

Por aplicación

En este siglo XXI, ¿por qué no hacemos elecciones digitales? Con nuestros celulares ya realizamos transaccio­nes bancarias todo el tiempo y los problemas son mínimos, muy inferiores a los que se registran en nuestras votaciones. ¿Por qué no podemos hacer elecciones por aplicación?

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