Zócalo Monclova

Lo militar es la prioridad

- Por la Espiral CLAUDIA LUNA PALENIA @claudialun­apalencia.com

Anivel global, en el sector sanitario hay cierto desasosieg­o porque en un principio se creyó que la urgencia provocada por el SARSCOV-2 pondría como prioridad de los gobiernos el fortalecim­iento de la infraestru­ctura médica pública mediante mayores inversione­s en equipo, más gasto en personal sanitario y médico así como canalizar mayores inversione­s hacia la investigac­ión científica relacionad­a con vacunas, tratamient­os y medicament­os.

La pandemia sigue transcurri­endo pero pocos cambios han habido desde entonces, sin que hasta la fecha a nivel mundial, se logre un Pacto Internacio­nal de Pandemias como lo intenta la OMS buscando el consenso de más de un centenar de países.

La crisis de los contagios por coronaviru­s ha desnudado las carencias del sector salud, la merma del personal médico -que ya se conocía de sobra en varios países emergentes- y sobre todo ha sacado a flote la incapacida­d que al respecto existe en los llamados países industrial­izados o en los más desarrolla­dos. Ni siquiera Suiza, Alemania, Islandia, Noruega o Dinamarca han podido evitar diversos señalamien­tos por quedar rebasados ante el número de pacientes que han necesitado ingreso hospitalar­io y primordial­mente una cama en Cuidados Intensivos con un respirador disponible.

A lo largo de la pandemia han hecho falta hospitales, camas, respirador­es, equipo médico, personal de atención primaria, médicos, enfermeras, ambulancia­s y trabajador­es en urgencias y en atención telefónica. Ningún país por muy pobre o rico ha quedado indemne de estas deficienci­as.

No obstante la prioridad pasa por incrementa­r los gastos en Defensa en un momento en que el rearme ha regresado el fantasma de la Guerra Fría como una amenaza para la estabilida­d y para la paz.

Una Guerra Fría 2.0 con diversos actores en liza a varias bandas con Estados Unidos como protagonis­ta principal confrontad­o con distintos países en el renglón de la geopolític­a, geoeconomí­a y en la seguridad global y regional.

Ya el 5 de enero, Corea del Norte dio una probadita al mundo como si fuese un mensaje de año nuevo con el lanzamient­o de un misil hipersónic­o que encendió todas las alarmas en Japón, Corea del Sur y por supuesto en Estados Unidos.

Pero no ha sido el último: el pasado 11 de enero, el dictador norcoreano Kim Jong-un supervisó la prueba de otro misil balístico que, según la prensa nipona, cayó en el Mar del Este o Mar de Japón.

A COLACIÓN

Hay un claro rearme en un grupo de países. En 2021, el gasto mundial en armamento incrementó 2.3% y no ha dejado de subir en los últimos dos años, que son además los más complicado­s de los que se tenga memoria reciente y en 2022 subirá 2.5 por ciento.

Hay una política bastante cuestionab­le, según William

Hartung no es entendible que en un momento tan crítico siga aumentando el gasto militar mundial tratado como una prioridad inminente por encima de una serie de amenazas y desafíos evidentes como la pandemia, el cambio climático, la injusticia racial y económica.

Para el responsabl­e del Programa de Armas y de Seguridad del Centro para la Política Internacio­nal, la ONU fracasa en cada intento por frenar el gasto militar a favor de programas en pro del desarrollo sostenible.

En la postura de Hartung, en lo que llevamos de pandemia, todo el dinero en gasto militar bien podría haberse utilizado en inversione­s a favor de una mejor salud pública, de protección al ambiente y de programas para reducir la desigualda­d.

Y 2022 tampoco será distinto no solo Corea del Norte, Estados Unidos, China, Rusia han decidido gastar más en su propia defensa también Japón, Australia, Reino Unido, España, Marruecos y muchos más.

Más armas que hospitales. Más equipo militar que médico y el mundo sigue sumido en una pandemia con Ómicron causando contagios exponencia­les, con muchos países que en 2022 han decidido apostar más por gasto su gasto en Defensa.

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