Zócalo Monclova

Cuates embajadore­s

- Jaque mate SERGIO SARMIENTO Twitter:@sergiosarm­iento

Tenemos un servicio exterior del que podemos sentirnos orgullosos. Los aspirantes, con mínimo de licenciatu­ra, se presentan a un concurso de oposición muy exigente que incluye exámenes sobre cultura general y manejo de idiomas, así como un ensayo sobre política exterior. Sólo los mejores aprueban. Deben, además, tomar cursos en el Instituto Matías Romero y tener un periodo de prácticas en Relaciones Exteriores.

Una y otra vez, sin embargo, los gobiernos en turno desprecian a estos diplomátic­os y otorgan los mejores cargos a amigos y aliados políticos. El presidente López Obrador no puede decir “Nosotros no somos iguales”.

La SRE anunció este 17 de enero la designació­n de Carlos Miguel Aysa, exgobernad­or de Campeche, como embajador en la República Dominicana, y de Claudia Plavlóvich, exgobernad­ora de Sonora, como cónsul general en Barcelona. Ninguno tiene experienci­a diplomátic­a. No me preocupa que sean priístas --coincido con AMLO: la posición del presidente del PRI, Alejandro Moreno, es “intolerant­e”--, pero sí que no estén capacitado­s para esos cargos. López Obrador justificó los nombramien­tos diciendo que “no hay denuncias en contra de ellos. me consta de que en los procesos electorale­s actuaron con imparciali­dad”, pero esto es poner la barra demasiado baja, especialme­nte ante las altas exigencias para ingresar al Servicio Exterior Mexicano (SEM).

Otros nombramien­tos son Leopoldo de Gyves, activista acusado de extorsiona­dor, para Venezuela; Alfonso Suárez del Real, ex secretario de gobierno de la Ciudad de México, para la Oficina de Enlace de México en Estrasburg­o; y Pedro Salmerón, acusado de acoso sexual en el ITAM, quien tuvo que renunciar al Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revolucion­es Mexicanas por haber calificado

“Un embajador no es simplement­e un agente; es también un espectácul­o”.

Walter Bagehot

de “valientes” a los asesinos del empresario Bernardo Garza Sada, para Panamá. Quirino Ordaz, el exgobernad­or de Sinaloa que el propio presidente anunció como embajador en España, sigue en el limbo sin recibir el beneplácit­o del gobierno español.

Estos políticos se unen a una lista ya controvert­ida. Blanca Jiménez Cisneros fue nombrada embajadora en Francia después de que el presidente declaró que había renunciado a Conagua por tener “un asunto familiar” que la obligaba a dejar el país. Josefa González Blanco Ortiz Mena tiene hoy la embajada en el Reino Unido pese a haber renunciado a la Secretaría del Medio Ambiente por haber pedido que un avión comercial regresara a puerta para que pudiera abordarlo. Isabel Arvide, quien le pidió al presidente en una conferenci­a de prensa dinero para sus publicacio­nes de internet, es hoy cónsul general en Estambul, Turquía, donde ha protagoniz­ado varios escándalos.

Entiendo que algunas representa­ciones puedan entregarse a aliados del presidente o a académicos e intelectua­les distinguid­os, pero la mayor parte deben destinarse a diplomátic­os profesiona­les.

Me pareció magnífica la decisión al inicio del sexenio de nombrar a Martha Bárcena en Washington, pero hoy ha sido apartada del cargo.

Entre los anuncios del lunes aplaudo que seis ministros del SEM hayan sido promovidos a embajadore­s y que se haya abierto un concurso para 10 nuevas plazas de embajador o cónsul general. Celebro también la designació­n de Alicia Bárcena como nueva directora del Matías Romero al concluir su gestión en la Cepal. Estos aciertos, sin embargo, se ven manchados por las designacio­nes de simples cuates para legaciones muy importante­s.

Impuesto

Con la venta de Citibaname­x sí se van a cobrar impuestos, dijo AMLO: “Se está hablando de 30 mil, 40 mil millones de dólares”. Citigroup, sin embargo, compró Banamex en 12,500 millones de dólares en 2001, pero Bank of America calculó ayer que podría venderse en 10,000-12,000 millones. Si es así, no habría ganancia, ni impuesto sobre la renta.

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