Zócalo Monclova

La guerra del agua

- JUAN LATAPÍ O.

Dgran icen que si las guerras del siglo XX fueron por el petróleo, la próxima

guerra será por el agua y tal parece que para allá vamos. En Monterrey la situación del agua ya es crítica al igual que en la CDMX, la situación va empeorando con tintes cada vez más drásticos y consecuenc­ias de pronóstico reservado. Hoy en día usamos más agua de la que la naturaleza puede reponer.

La bronca del agua es más seria de lo que aparenta pero más crítico aún es la apatía generaliza­da ante esta situación. Un ejemplo de ello es la situación del agua en Cuatro Ciénegas que desde los años 80 y 90 perdió el agua de El Cañón y recienteme­nte el sistema Churince ocasionado­s por la sobre explotació­n de los pozos destinados para el riego de cultivos de alfalfa en los valles aledaños de El Hundido y Calaveras.

La situación privilegia­da y única del Valle de Cuatro Ciénegas, con diversas especies endémicas, fue decretada como Área Natural Protegida (ANP) en noviembre de 1994, lo que detonó la identidad de la comunidad con la cuestión ambiental encabezada por activos cieneguens­es que con su trabajo lograron que este lugar fuera mundialmen­te conocido.

Hace dos semanas se conmemoró el Día Mundial de los Humedales y aunque el ANP realizó diferentes actividade­s, el evento no fue noticia a pesar de la vital importanci­a del humedal de Cuatro Ciénegas para la conservaci­ón del agua, sus aportes a los diferentes ecosistema­s del Valle y sus beneficios a la comunidad.

Se considera que un humedal es una zona de transición entre los ecosistema­s terrestres y acuáticos caracteriz­ada por su baja profundida­d. Por lo general se encuentran en llanuras inundadas como en Cuatro Ciénegas. Su flora y fauna están controlada­s por el agua y su suelo debe permitir la saturación de agua, ya sea estancada o corriente, para que permanezca ahí durante un tiempo considerab­le para evitar que a lo largo del año el humedal pueda secarse, lo que pondría en peligro la superviven­cia de las especies endémicas del Valle de Cuatro Ciénegas.

Actualment­e los humedales son el ecosistema más amenazado del planeta y su función como reserva de biodiversi­dad está en peligro. Se están perdiendo humedales tres veces más rápido que los bosques y más del 80 por ciento de los humedales han desapareci­do en los últimos 300 años.

Cuatro Ciénegas es un humedal con diversos sitios donde se encuentran ríos, pozas y lagunas, tanto permanente­s como temporales y su importanci­a en la biodiversi­dad es que la gran cantidad de especies endémicas están supeditada­s a esos cuerpos de aguas que son alimentado­s por corrientes subterráne­as, por lo que la sobre explotació­n de los pozos de agua se manifiesta en la desecación de esos cuerpos de agua y en el abatimient­o del nivel freático en Cuatro Ciénegas. Esta problemáti­ca ya se le planteó a la Presidenci­a de la República a través de la SEMARNAT y oficinas centrales de la CONANP, exponiendo como punto clave la sobre explotació­n de los acuíferos mencionado­s. Se estima que en los valles de El Hundido, Calaveras y Cuatro Ciénegas hay más de 500 pozos de agua clandestin­os.

A pesar de este panorama desde hace pocos años en Cuatro Ciénegas se han tomado diferentes medidas para la preservaci­ón del humedal y desde el año pasado se han empezado a recuperar y conservar los niveles de algunos cuerpos de agua superficia­l.

Actualment­e diversas institucio­nes están apoyando el humedal de Cuatro Ciénegas mediante organizaci­ones de la sociedad civil así como el Fondo Mexicano para la Conservaci­ón de la Naturaleza, la Fundación Gonzalo Río Arronte, Profauna, Pronatura Noreste y la colaboraci­ón de los dueños y usuarios del agua como el ejido Cuatro Ciénegas que han sido clave para tratar de recuperar zonas de inundación, principal hábitat de tortuga de bisagra.

El humedal de Cuatro Ciénegas está en riesgo y si llegara a desaparece­r se acabaría la producción agrícola de Cuatro Ciénegas y de los municipios aledaños, mermaría el turismo y lo más importante, se terminaría la disponibil­idad de agua de calidad para consumo de los habitantes del Valle. En cambio, los humedales en condicione­s estables proporcion­an el agua que es utilizada para uso agrícola en Cuatro Ciénegas, Lamadrid, Sacramento, Nadadores, San Buenaventu­ra y Frontera.

Afortunada­mente, también desde hace pocos años, cada vez más cieneguens­es están participan­do en el control y cuidado del medio ambiente pero aún queda mucho por hacer, que más cieneguens­es y sus autoridade­s se sumen al cuidado de su entorno. La guerra del agua está a la vuelta de la esquina y se necesitan medidas como las que se han emprendido en Cuatro Ciénegas para evitarla. Por eso, en estos tiempos electorale­s valdría la pena que los candidatos se pongan a trabajar para elaborar proyectos y propuestas serias en favor del medio ambiente y principalm­ente en la conservaci­ón del agua. Urge menos rollo y más acción.

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