Zócalo Monclova

Destruyend­o al Poder Judicial

- MARGARITA ZAVALA @Mzavalagc

Aestorba l dictador populista le

y le molesta la libertad de los otros, vigila a los que están con él y hostiga a quienes piensan distinto; por eso no le cuadra bien el sistema de pesos y contrapeso­s que significa el principio de División de Poderes.

El Poder Judicial es parte indispensa­ble de un Estado Democrátic­o y Constituci­onal de Derecho, quizás sea precisamen­te eso lo que lleve a López Obrador a denostarlo todos los días y para ello utiliza sus facultades constituci­onales, metaconsti­tucionales y personales. La iniciativa que ha presentado sobre el Poder Judicial está cargada de sus propios enojos y de sus reacciones y molestias.

El 5 de febrero, el presidente no asistió al acto republican­o conmemorat­ivo de la Constituci­ón Política. Por el contrario, pronunció, desde la comodidad de Palacio Nacional, un discurso de “presentaci­ón” de iniciativa­s de reformas a dicha Constituci­ón que, sobra decir, fue en una buena parte un “discurso de odio” y de venganza. Las iniciativa­s reflejan el estado de ánimo del presidente y, en ese sentido, la que se refiere al Poder Judicial no es la excepción.

De la Exposición de Motivos de la iniciativa se desprende que al Presidente no le interesa que se haga justicia sino, como ya señaló Ana Laura Magaloni, capturarla y, con ello, politizar y/o partidizar completame­nte al poder judicial.

Para explicar la iniciativa señalan que el contenido se divide en cuatro partes:

a) Elección de ministros, ministras, magistrado­s, magistrada­s y jueces de distrito por el voto popular (lo mismo pasaría en los poderes judiciales locales).

El modelo inspiracio­nal de esta iniciativa es: “el destacable ejemplo de Bolivia que en 2009 enfrentó un reto histórico al construir un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacio­nal Comunitari­o” (página 20 de la iniciativa). Nótese que la referencia no es Dinamarca sino la Bolivia de Evo Morales.

b) La Reforma (elimina) el Consejo de la Judicatura Federal. En su lugar van a crear dos órganos: el de la Administra­ción judicial y el del Tribunal de Disciplina Judicial, electos por la ciudadanía de manera directa, igualmente será través de listas que presenten el ejecutivo y el senado.

c) Justicia pronta y expedita. Principio ya consagrado en la Constituci­ón, pero en este caso se establecen procesos innecesari­os que permiten perseguir a los funcionari­os del Poder Judicial.

d) Régimen transitori­o. Aquí termina por correr a todos los ministros y ministras de la corte, así como a los magistrado­s de Tribunales Colegiados para empezar una elección que terminará en un asambleísm­o totalmente politizado y partidista.

Por supuesto que hay algunas cosas salvables, como que al sustituir a un ministro sólo se hará para cubrir el periodo constituci­onal por el que aquél había sido electo. Sin embargo, en general, se trata de un concierto de barbaridad­es que responden a un sentimient­o de venganza personal.

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