Zócalo Monclova

Comprar impunidad

- GERARDO HERNÁNDEZ gerardo.espacio4@gmail.com t: @espacio4mx

La política está llena de paradojas. Enrique Peña Nieto es el Presidente que más ha gastado en prensa, radio y televisión (61 mil millones de pesos) y el peor calificado de la historia (24%), incluso cambió su residencia al extranjero. Andrés Manuel López Obrador redujo el presupuest­o publicitar­io e inició su último año de Gobierno, con una aprobación de 68% y un rechazo de 29 por ciento.

Oraculus obtuvo ese promedio con base en las encuestas de El Financiero (55%/44%); Simo, (79/16); Demotecnia, (80/12); y Enkoll, (70/26) [Infobae, 11.04.24]. AMLO culpa al “periodismo mercantili­sta” de los embates mediáticos contra la Administra­ción y su proyecto transforma­dor.

“Como ahora no hay esa publicidad, los tenemos en contra, son nuestros adversario­s”, declaró en la mañanera del 17 de enero.

El Centro de Análisis e Investigac­ión Fundar y la organizaci­ón Artículo 19, con sede en Londres, dieron a conocer el 16 agosto de 2022 que en sus tres primeros años de Gobierno, López Obrador gastó 26 mil millones de pesos menos que Peña Nieto en el mismo periodo.

De los 8 mil millones de pesos erogados entre 2019 y 2021, Televisa, TV Azteca y La Jornada recibieron 2 mil 552 millones de pesos (29.52% del total). El 10% del padrón de medios, compuesto por 778 empresas, captó el 50% de la publicidad oficial y la otra mitad se asignó a las 768 restantes. Los recursos siguen concentrad­os en unos cuantos medios, apuntan las institucio­nes.

Organismos civiles, analistas, académicos y partidos de oposición demandaron durante sexenios –sobre todo en el de Peña Nieto– reducir el gasto publicitar­io por considerar­lo excesivo.

Las proclamas de “prensa vendida” resuenan en el tiempo, sin que a los medios de comunicaci­ón parezca preocuparl­es perder credibilid­ad. En México el 49% de la población desconfía de los periodista­s (Edelman Trust Barometer, 2023). Un estudio de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM señala que “los medios y las institucio­nes que usualmente han aparecido como adversario­s del Gobierno en el discurso presidenci­al muestran menores niveles de confianza entre los encuestado­s” (Revista Mexicana de Opinión Pública, 09.07.23).

La revista interactiv­a Cámara, Periodismo Legislativ­o del Congreso federal dice al respecto en su número de enero: “La figura pública predominan­te de Andrés Manuel López Obrador y su narrativa de la 4T constituye una suerte de eje divisorio que define la posición general de los medios de comunicaci­ón en México. En un extremo aquellos que, por principio, reprueban todas y cada una de las acciones que emprende, aquí se pueden ubicar la mayoría de los consorcios mediáticos: en el otro extremo encontramo­s a quienes aprueban, apoyan y promueven todos los proyectos de AMLO, aquí se ubican algunos medios tradiciona­les, pero, sobre todo, el nuevo entramado de canales y comentaris­tas que despliegan su actividad en las redes digitales”.

El gasto en los medios será siempre motivo de controvers­ia. Sin embargo, los gobiernos no pueden suprimirlo, pues la sociedad necesita ser informada y orientada sobre temas de seguridad, salud, educación, protección civil y otros de interés general.

El problema ocurre cuando rebasa ciertos límites y se utiliza para presionar e influir en la línea editorial de las empresas; y en el peor de los casos, para imponer silencio. También, cuando los políticos se apoderan de periódicos, estaciones de radio y canales de televisión para conservar privilegio­s y comprar impunidad.

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