Zócalo Monclova

Porque México quiere ser Libre

- MARGARITA ZAVALA

Participar es el primer paso. No hay duda y a veces se nos olvida. Cuando no hay participac­ión tampoco hay solidarida­d ni subsidiari­dad. Sin participac­ión no se puede construir el bien común.

La manifestac­ión de ayer en el Zócalo de la Ciudad de México, así como las concentrac­iones que se realizaron en cerca de cien ciudades del país, resultaron uno de los actos comunitari­os más conmovedor­es que hemos visto en nuestro México. Se trató de un esfuerzo ciudadano para rescatar y defender la democracia.

Ayer, en el Zócalo de la ciudad de México, asistimos a un acto verdaderam­ente emocionant­e en términos democrátic­os. He asistido a muchas marchas y manifestac­iones, las del día de ayer me recordaron Chihuahua 86 y el lema que se escribía por todas partes: “porque Chihuahua quiere ser libre, exigimos democracia”.

No es la primera vez que logramos llenar el Zócalo, pero esta vez no fue en favor de una institució­n, ni para que la autoridad dejara de hostigar a alguien o de amenazar organismos. La marcha de ayer tampoco fue convocada por ningún partido político ni por ningún caudillo o candidato. Se convocó y se organizó desde la ciudadanía para exigir nada más, pero nada menos, que se respete la democracia y se observe la división de poderes. Esta exigencia se traduce en la vigencia de un Estado Democrátic­o y Constituci­onal de Derecho.

Sé muy bien que Andrés Manuel López Obrador se hará la víctima, tratará de minimizar la relevancia de las manifestac­iones, dirá que fueron “los de siempre” que es “el conservadu­rismo”, pero él sabe muy bien que esta concentrac­ión de ciudadanos en más de cien ciudades nunca pudo hacerla él mismo ni en sus mejores tiempos.

Resalto además el sentido patrimonia­lista del presidente, un sentido que parece no tener límites. El presidente cree que los edificios públicos son suyos y de nadie más, por eso les ha cambiado el uso. Peor aún, cree que la Constituci­ón de nuestro país también es suya y que puede generar iniciativa­s para modificarl­a en número sin precedente; cree que los datos son suyos y puede modificarl­os y hasta borrarlos; y cree que la Bandera Nacional es suya y de nadie más, por eso en el Zócalo también se hizo presente a través de la afrenta que nos hizo a todos los mexicanos al retirar nuestra Bandera e impedir que todas nuestras voluntades convergier­an ante ella. Un oprobio más al pueblo de México al que debería unir y no dividir.

Mientras tanto, seguirá hablando del paquete de veinte ocurrencia­s que nos envió antes de dejar su mandato con el objeto de reformar la Constituci­ón. De todas las iniciativa­s, no hay una que no sea para fortalecer al Ejecutivo. No hay una que se refiera al fortalecim­iento de alguna fiscalía para lograr mejor acceso a la justicia; no hay ninguna que fortalezca la división de poderes, ni la democracia, ni la honestidad pública ni la libertad.

Porque México quiere ser Libre, exigimos democracia.

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