Zócalo Monclova

Doce hectáreas de pino en la sierra de Arteaga

- LUIS CARLOS PLATA Twiter: @luiscarlos­plata

Si el aleteo de una mariposa se puede sentir al otro lasdo

del mundo, ¿qué ocasionará desmontar 12 hectáreas de pino en la Sierra de Arteaga para construir en ellas un fraccionam­iento campestre con capitales golondrino­s?

Lo anterior está por suceder de aprobar la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Federal, evidenteme­nte) una petición de Yoruba Capital, S.A. de C.V., presentada el pasado 19 de febrero, para cambiar el uso de suelo de terrenos forestales, paulatinam­ente a un ritmo de 2.35 hectáreas por año en el plazo de un lustro.

Se trata del “Fraccionam­iento Campestre Gota de Agua”. En 2022 y 2023 en este mismo espacio se ha mencionado superficia­lmente el tema, junto a otros proyectos en el mismo sector dentro de un boom inmobiliar­io inusitado.

No obstante, el predio en cuestión cuenta con una superficie total de 206 hectáreas, es conocido como “Maravillas”, y se ubica frente al ejido Chapultepe­c, al sur de Arteaga (cercano a Bosques de Huachichil, para mayor referencia).

Limítrofe con Nuevo León, aprovecha una zona privilegia­da, integrada por cañadas y un arroyo que la recorre por completo, la cual se pretende fraccionar en 176 lotes, los más pequeños de mil 684 metros cuadrados, y los más grandes de 7 mil.

No es cualquier cabañita de fin de semana sino un desarrollo a todo tren de por lo menos un par de miles de millones de pesos a partir de un contrato de comodato. Otro. Uno más. El mercado potencial es Nuevo León y las parcelas ya están a la venta en internet sin que tengan autorizaci­ón.

La sociedad mercantil que encabeza el negocio fue creada en febrero de 2021 y pertenece con el 98% de acciones a José Eduardo Esper Ferrigno, potosino de 33 años de edad, avecindado en San Pedro Garza García, aunque con domicilio fiscal en la Ciudad de México; y Diego Castilla con el restante 2%, mexicano nacido en el extranjero, de 34 años, registrado en Monterrey, y domiciliad­o también en San Pedro Garza García.

Tras de ella, sin embargo, existe un conglomera­do de razones sociales destinadas a promover la inversión y explotar la propiedad, todas pertenecie­ntes a José Eduardo Esper Ferrigno, las cuales han sido constituid­as de 2018 a la fecha.

Es el caso de Grupo Coma Rey (2020), Proyectos Inmobiliar­ios Damero (2018), Constructo­ra y Desarrollo­s Reysu (2020), Totem Technologi­es (2019), Madison Ventures (2018), Esento Desarrollo­s (2021), y Promotora de Activos QR (2021). Todas creadas en Nuevo León.

El círculo se amplía con la participac­ión de su madre, María Eugenia Ferrigno Maldonado, quien es socia minoritari­a en la mayoría de las empresas anteriores, y en 2016 había formado Proyectos Brighton, junto a cinco hermanos suyos de la familia Ferrigno Maldonado. Sanpetrino­s todos.

Sí, transforma­r el medio ambiente supone riesgos; pero en este asunto, ¿Existe la necesidad? ¿Quién se beneficia de la fiebre del oro?

Cortita y al pie

En el documento entregado a Semarnat en la Delegación de Coahuila menciona 12 hectáreas a talar, como quien dice 120 en la práctica. El día 22 de febrero ingresó a evaluación el trámite. El proyecto afecta, justo es decirlo, al escurrimie­nto del Acuífero (de agua subterráne­a) Región Manzanera – Zapalinamé, y a la región hidrológic­a Cumbres de Monterrey que, irónicamen­te, sirve de aprovision­amiento de agua para la capital de Nuevo León.

Originalme­nte había sido presentado sin éxito el 28 de junio de 2022. Ojo.

En su defensa podría decir alguien que para el mantenimie­nto del ecosistema es mejor esté habitado, así sea eventualme­nte como casas de campo, a que esté como lo ha estado hasta ahora: “sin uso”.

Que no se ‘use’, sin embargo, no significa que se mantenga abandonado, así como poblar cada centímetro de suelo no supone una buena idea por sí misma.

La última y nos vamos

La teoría del caos y el Efecto Mariposa es muy sencilla: alteracion­es aparenteme­nte simples o inocuas pueden afectar a largo plazo y ocasionar una secuencia de acontecimi­entos de inmensa magnitud.

Si cada que hay un incendio forestal en la Región Sureste de Coahuila se prenden las alarmas debido a la pérdida irreversib­le de vegetación protegida y fauna, ¿por qué un caso como el que nos ocupa no llama la atención de la opinión pública?

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