Dos marchas frente a frente
“El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos.” S. de Beauvoir
l viernes 8 de marzo, acuedí
como todos los años a caminar junto a mis hermanas.
Me enteré con tristeza un par de noches antes que no iban a ser una sino dos las marchas para conmemorar la lucha por los derechos de las mujeres. Un grupo de colectivas decidieron excluir a nuestras hermanas trans. Durante las reuniones de organización se dieron distintas agresiones hacia este colectivo, llegando incluso ignorar su identidad llamándolos con adjetivos distintos al género que ellas han elegido.
Aduciendo motivos de seguridad, se pretendía que marcharon segregadas después de la batucada al final de todos los contingentes, cayendo en el estigma impuesto por el sistema patriarcal cisgénero de etiquetar.
Ante lo evidente de la exclusión se proponen pretextos.
La realidad es otra, muchas colectivas han evolucionado con la idea sectaria que la lucha feminista es exclusiva de quienes nacieron mujeres y que, toda acción en alianza con otros colectivos, no sólo la desvirtúa sino que limita y restringen derechos a las mujeres por nacimiento al ampliar los espacios y las conquistas a distintos grupos oprimidos.
Esto es un falacia de generalización apresurada.
Si bien es cierto que la actual legislación electoral de Coahuila al ampliar el abanico de los grupos vulnerables permitió a los partidos políticos, (incluyendo a morena y al PT) presentar al inicio de sus fórmulas de representación proporcional varones blancos y heterosexuales en situación económica de privilegio acogiéndose a la vulnerabilidad por edad y sólo UDC encabezó sus listas con una mujer. Nunca ha habido el caso de una diputada, diputade o diputado del colectivo LGBTTTIQ+.
Para Lenin, la opresión es lo más importante de la estrategia revolucionaria. Negarles la condición de mujeres, a aquellas que no nacieron siéndolo, es perpetuar el modelo patriarcal de familia nuclear propio del capitalismo y reescribir como propios los argumentos de los sectores más retrógradas, desmovilizados y fanático religiosos de la sociedad .
Por eso marche desde la Alameda al Congreso, porque la trans exclusión también es opresión.
Sí reconocemos que los oprimidos pueden tener múltiples vectores de opresión que se interseccionan como género, etnia, sexualidad y clase social. La experiencia vivida de la marginación debería entenderse en estas identidades múltiples que son parte de la desigualdad social sistémica, ya que muchos oprimidos lo son de forma múltiple y la resistencia y la lucha por la liberación se logra mediante la búsqueda de una mayor autoconciencia, quienes se definen como feministas, deben ser consideradas por los marxistas como aliados potenciales y ambos reconocer la interseccionalidad y como parte de la lucha a nuestras hermanas trans y llamarlas mujeres, presente, futuro y memoria.