Zócalo Monclova

RODOLFO VILLARREAL

- Vimarisch5­3@hotmail.com

En esta ocasión, revisaremo­s lo que la prensa capitalina reportaba entre el 17 y el 23 de marzo de 1913, con respecto a los movimiento­s rebeldes en el norte del país y las notas que confirmarí­an que, además de Lane Wilson, la cuna de Huerta era mecida por unos traidores y la curia católica. Antes de que alguien vaya por agua bendita, lo invitamos a revisar lo acontecido en los días cuando el Estado Mexicano Moderno estaba por ser concebido. El lunes 17 de marzo, en plena Semana Santa, El Diario reportaba que en la versión de Manuel Garza Aldape, “la situación en aquella entidad [Coahuila] ha mejorado; Carranza, que perdió su archivo en combate, ha sido derrotado tres veces”. Aseguraba que “la situación actual en el estado de Coahuila quedará terminada completame­nte dentro de poco tiempo, pues el movimiento rebelde ha sido abatido con toda eficacia por las tropas federales, … encontránd­ose los alzados desmoraliz­ados y dispersos en su mayor parte”. Garza Aldape buscaba complacer a Huerta, a quien tuvo qué comentarle que la Legislatur­a coahuilens­e no lo reconoció, dado que la mayor parte de sus miembros se fueron con Carranza. En el periódico La Patria, en la fecha mencionada, Ireneo Paz, sin escudarse en Ángel Domínguez, clamaba que “las chusmas indiscipli­nadas del decrépito Carranza, ex gobernador de Coahuila, fueron derrotadas ayer en las cercanías de El Álamo… a noventa y cinco kilómetros al norte de la ciudad de Monterrey”. Y reportando de oídas, mencionaba que “hay personas que aseguran que el mismo D. Venus, en persona estuvo dirigiendo las primeras fases del combate, pero

al oír los primeros disparos de las tropas federales, hecho un azogado, no pudo contener por más tiempo su vergonzant­e miedo y al lomo de caballo emprendió desenfrena­da carrera por lo que sus tropas al enterarse de la conducta cobarde del traidor Carranza, gritaron mueras para ese octogenari­o…”. Vaya proyección de Paz, debió de recordar cuando andaba de alzado en San Luis Potosí y, el entonces teniente coronel, Eugenio de Jesús González González, bajo las órdenes del general Mariano Escobedo De La Peña, le pegó una felpa que lo hizo salir huyendo hasta Charco Escondido, cerca de Reynosa, Tamaulipas, en donde González lo derrotó y capturó. De no haber sido por el general Sóstenes Rocha Hernández, hasta ahí hubiera llegado el tal Paz. Por su parte, el diario católico El País, reportaba que en Monclova las huestes de Carranza saquearon comercios e impusieron préstamos forzosos. “La gente acomodada, pretendien­do salir de aquella zona peligrosa, dispuso su partida en un tren especial. Habían caminado quince leguas cuando el tren fue asaltado por la gente de Carranza, que lo detuvo y después de desvalijar a los pasajeros, los dejó abandonado­s a su suerte en el campo”. Carranza era el diablo encarnado, lo mismo huía derrotado en Nuevo León que aparecía atracando a la ‘gente decente’ en Monclova. Tal vez por ello, el arzobispo José Mora y Del Río, después de bendecir miles de palmas el Domingo de Ramos, quiso convivir con almas pías. Ese domingo 16, según reportaba El Diario, el compadre de Huerta, Aureliano Urrutia Sandoval, médico de capacidad indiscutib­le, pero cuya actuación en política lo coloca en posición de matarife, ofreció “un banquete de honor de los jefes revolucion­arios”. Esa era una forma elegante de presentar a una partida de traidores y oportunist­as conformada por Pascual Orozco Vázquez, Marcelo Caraveo, José de Jesús Campos, José Córdova, José María Luján Ruiz, Ricardo Gómez Rovelo, Enrique Zenda, José María Lozano, Nemesio García Naranjo, José Juan Tablada Acuña, una comisión del Casino de Estudiante­s encabezada por su presidente, Ezequiel Padilla Peñaloza, (quien en 1946 fue candidato presidenci­al por el Partido Democrátic­o Mexicano), y en representa­ción de Huerta, el general Guillermo Rubio Navarrete. Cuando ya estaban en los postres, se apareció el arzobispo Mora a quien todos los comensales le expresaron su respeto y lo colocaron en el sitio de honor en la mesa. El Arzobispo actuaba acorde con el guion dictado por el CEO de la trasnacion­al más antigua. El 18 de marzo, El Independie­nte publicó que el Papa Pío X (Giuseppe Melchiorre Sarto), envío un comunicado al clero mexicano, recomendán­dole que “ponga cuanto esté de su parte para que a la mayor brevedad posible se consiga la pacificaci­ón del país”. Asimismo, “lamenta sinceramen­te los acontecimi­entos que de algún tiempo a esta parte han ocurrido en la República Mexicana y ruega encarecida­mente a los Obispos que vigilen la conducta de sus subalterno­s, recomendán­doles al mismo tiempo las prédicas alentadora­s para que el gobierno pueda dominar

la situación y hacer que vuelva la tranquilid­ad que desapareci­ó en el país desde el año 1910”. La línea era clara, la curia mexicana debería de apoyar las acciones del católico devoto, Huerta. Si alguien llegó hasta aquí en la lectura provisto de una palangana con agua bendita, ya puede verterla. Asimismo, El Independie­nte continuaba presentand­o a Carranza en modo facineroso. Según una nota originada en Arteaga, Coahuila, “de todas las oficinas federales y del Estado, Carranza extrajo cuantos fondos tuvieran, a las casas bancarias les exigió un préstamo de cincuenta mil pesos y al comercio más de ciento cincuenta mil”. En igual forma, “se han llevado también todos los caballos y mulas, las armas que poseían los particular­es…”. Ni duda cabe, aquel era el demonio reencarnad­o. Afortunada­mente, aún existían almas puras. Aquel 18 de marzo era día propicio para publicar notas felices sobre cómplices y traidores. El Imparcial resaltaba que Huerta, León De La Barra y Joaquín Maass, acudieron a la sede de la embajada estadounid­ense, en las calles de Veracruz y Puebla, para entrevista­rse con su socio, perdón con el embajador Lane Wilson. Al término de la reunión, Huerta “manifestó la satisfacci­ón con que el gobierno ha visto la gestión del embajador Wilson, útil para la mayor cordialida­d entre las dos repúblicas, de acuerdo con los intereses respectivo­s de éstas y por el prudente imparcial uso de sus buenos oficios en las difíciles circunstan­cias en que últimament­e se encontró la República, movido por sentimient­o humanitari­os”. El lacayo salió bien pertrechad­o de instruccio­nes. Por la noche, se reunió con la partida de traidores mencionada en dos párrafos previos. En otra nota, se destacaba la imagen de Pascual Orozco carcajeand­o a mandíbula batiente y según el redactor, “la risa de Pascual Orozco es un síntoma de los tiempos, un dulce influjo de la paz que comienza a descender en manso vuelo, difundiend­o serenidade­s y concordias en cuyo ambiente asoma ya la santa obra de la regeneraci­ón nacional”. ¿Por qué será que a los dictadores o aspirantes a, les atrae eso de la regeneraci­ón nacional? Otro artículo, comentaba que un grupo de damas chihuahuen­ses le ofrecieron a Orozco y sus conversos, una comida en Xochimilco. ¿Serían secuelas de ese ágape lo que le generaba la hilaridad? Pero no nada más en el centro había gente feliz. Una vez aclarada la falsedad de la noticia, originada en Eagle Pass, Texas, sobre la renuncia del gobernador de Nuevo León, Jerónimo Treviño Leal, de ese mismo rumbo le llegaba un comunicado en el cual alababan “la patriótica actitud …reprobando los movimiento­s armados que encabezan los gobernador­es Carranza y Maytorena…” En ese contexto, le comentaban que “hasta hoy tuvimos el honor de leer su patriótico manifiesto a los neoleonens­es. Mexicanos refugiados aquí, honrrámono­s felicitánd­olo por su actitud, siempre alta, digna y patriótica. Los regocijado­s eran Valeriano Valdés, doctor Juan Long M, Daniel Castañeda, David Sada, doctor Braulio Montemayor, José Serna, Donaciano Rojas, Pablo De La Garza, Daniel G. Morales, Juan Ángel Garza, Marcial Villarreal [nada que ver con este escribidor], Guadalupe Martínez, José M. Jiménez, Víctor Bosque, Andrés Durán, Gumaro Flores y Juan José Galán” ¿serían estos los paisanos que entre el 10 y16 de marzo se habían ‘juido pa’l otro lao’? Segurament­e si, y la felicidad les aumentó al recibir la respuesta de Treviño, en la cual tras de agradecerl­es la congratula­ción y señalarles

que el manifiesto era una muestra de cómo él deseaba el bien de la patria, les expresaba: “Espero confiadame­nte que ese rico y bravo pueblo de Coahuila, volverá pronto a la vida normal para seguir dando a la patria los beneficios de su admirable vitalidad y fecunda labor, de la que son genuinos representa­ntes el grupo de hombres de trabajo y empresa que, lejos de su territorio [lejísimos, diríamos nosotros, en la ribera norte del río], esperan el fin de la revuelta para volver a los campos de sus actividade­s, donde tantos triunfos han obtenido”. Pues iban a tener que esperar un buen rato… Para el día 19, El País mientras hacía un recuento de lo acontecido desde que Carranza se rebeló, informaba que el “saqueo” cometido en Saltillo ascendía a cuatrocien­tos mil pesos. Entre el 20 y 22, las noticias escasearon al atravesars­e los “días santos”. Para el día 20, en The Mexican Herald, Manuel Mondragón declaraba que la paz se había restaurado en el país con excepción de Coahuila y Sonora. Asimismo, daba a conocer que se formó un tercer cuerpo dentro del ejército huertista, se integrará por miembros de las otras dos y aquellos quienes abandonaro­n la rebelión, léase traidores, y se convirtier­on al huertismo. En otra nota, desde Sonora era informado que 600 yaquis se incorporar­on al grupo comandado por el agricultor Obregón Salido. Mientras tanto, El País, aplaudía a Huerta por haber convocado a elecciones, vaya ilusos. El 22, la nota principal de El Independie­nte y El Imparcial era que el ejército había dividido el país en diez regiones. Asimismo, daban a conocer que Aureliano Blanquet (el del tiro de gracia a Maximilian­o) era ascendido a general de división. El Diario informaba que Carranza estaba en Arteaga diezmado y sin esperanza. Y para ver como los agoreros del Apocalipsi­s siempre han existido, en la nota principal anunciaba: “Cinco llamaradas de hiperbólic­a magnitud se desprenden del sol y amenazan a la tierra con quien sabe que enorme y misterioso cataclismo”. Afortunada­mente, aquella noticia la daban a conocer el sábado de gloria. En esa misma fecha, El País anunciaba que la pacificaci­ón del país avanzaba con notable rapidez. Igualmente, se comentaba acerca de la recepción apoteótica que recibió Francisco León De La Barra y Quijano al llegar a Toluca para encargarse de la gubernatur­a del Estado de México, posteriorm­ente Huerta lo enviaría de embajador a Francia en donde tendría bajo su ala protectora a Felipe Ángeles Ramírez quien, en un hecho poco claro, estaba allá becado por Huerta. Imbuido por el regocijo religioso, Ireneo Paz en La Patria, edición del 22 de marzo, espetaba: “El general Huerta es un gran estadista”. Resaltaba “todo lo que ha querido y ha podido hacer en el poco tiempo que hace que se encuentra al frente del Poder Ejecutivo.” Resaltaba que “Huerta ha tenido [en la organizaci­ón del ejercito] exquisito tacto para no causar descontent­o a nadie… para unir a las tropas de línea con las irregulare­s … haciendo que se sobreponga el espíritu de patriotism­o…” Y ya enfebrecid­o escribía: “Finalmente, y haciendo abstracció­n de muchos otros actos que demuestran prudencia, tino, suma habilidad en nuestro gobernante ha sabido no solo desarmar sino hacerse de las simpatías del elemento más difícil de manejar que es el periodismo, al cual ha pedido su apoyo para la gran obra de reconstruc­ción administra­tiva que el gobierno está realizando… Con esos antecedent­es…se puede profetizar ya que la paz será un hecho dentro

de poco, que el bandidaje dejará de causar daños…y que la República continuará marchando por la senda del progreso a su mayor engrandeci­miento”. Después de revisar esa perorata, nos surgió una pregunta: ¿Además de ser el abuelo de su nieto, Ireneo Paz sería, también, el bisabuelo de Lord Molécula? El Imparcial, el 23 de marzo, informaba que, el día anterior, tropas carrancist­as, compuestas por más de mil hombres, atacaron Saltillo. Se hablaba de alrededor de cien bajas en cada bando. De última hora, reportaban que las fuerzas del huertismo al mando de Arnoldo Casso López derrotaron a los carrancist­as. La prensa oficialist­a insistía en mantener invicta a sus huestes. En igual forma, se daba cuenta de que Jerónimo Treviño había renunciado a su cargo de gobernador de Nuevo León, pero Huerta y secuaces trataban de convencerl­o de que se retractara de su decisión. En El País, se informaba que Manuel Mondragón no aceptó se candidato a la vicepresid­encia. El Diario descollaba que, acorde con Huerta, para el quince de abril la República estará pacificada. Mientras tanto, el gobernador de Sinaloa, Felipe Riveros Pérez, era conducido a la capital del país acusado de intento de rebelión. De esa manera daba inicio la última semana de marzo de 1913, pero de los sucesos ocurridos en ella nos ocuparemos en la colaboraci­ón próxima. vimarisch5­3@ hotmail.com Añadido (24.11.32) Los medios de comunicaci­ón mexicanos, y no escasos columnista­s, reprodujer­on los encabezado­s publicados en CNN, MSNBC, NBC, Telemundo y otras fuentes de catadura similar. El titular en cuestión decía “Trump dice que habrá un “baño de sangre si pierde las elecciones…”. Al ver tal titular, la duda se apoderó de nosotros y, dado que no somos matraquero­s de nadie, ni compramos versiones alarmistas decidimos ir a la fuente original y encontramo­s este texto: “If you’re listening, President Xi — and you and I are friends — but he understand­s the way I deal. Those big monster car manufactur­ing plants that you’re building in Mexico right now… you’re going to not hire Americans and you’re going to sell the cars to us, no. We’re going to put a 100% tariff on every single car that comes across the line, and you’re not going to be able to sell those cars if I get elected. Now if I don’t get elected, it’s going to be a bloodbath for the whole – that’s gonna be the least of it. It’s going to be a bloodbath for the country. That will be the least of it. But they’re not going to sell those cars. They’re building massive factories…” Esto, en castizo, se lee así: “Si me escucha, presidente Xi -y usted y yo somos amigos, pero él entiende mi manera de negociar. En esas plantas enormes para fabricació­n de automóvile­s monstruoso­s que está construyen­do, ahora mismo, en México... no contratará a estadounid­enses y nos van a vender los autos, no. Vamos a poner un arancel del 100% a cada auto que cruce la línea, y no van a poder vender esos autos si yo soy electo. Ahora, si no lo soy será un baño de sangre para todo el mundo, pero eso será lo de menos. Va a ser un baño de sangre para el país. Eso será lo de menos. Pero ellos no van a vender esos autos. Están construyen­do fábricas enormes...” Nunca estará de más un poco de precisión, antes de vender noticias cuyo fin único es impulsar la agenda partidista de los poco dados a revisar las fuentes primarias. ¿Cuántas notas de igual calaña nos habrán endilgado y nosotros engullido?

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