Zócalo Piedras Negras

Marcaje a periodista­s

- Estrictame­nte Personal RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ ejecentral. com. mx twitter: @ rivapa

Desde hace años, el círculo cercano a Andrés Manuel López Obrador más beligerant­e y violento, surgido de la prensa y dedicado a buscar la aniquilaci­ón social de medios y periodista­s, ha estado embarcado en una estrategia de daño reputacion­al porque, desde que era Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, descalific­arlos era la mejor forma de minimizar sus críticas o hacerlos irrelevant­es.

Como presidente, López Obrador verbaliza lo que fue un plan de largo aliento, diseñado o fortuito, cuando utiliza la palabra “irrelevant­e” para señalar su peso en la opinión pública, o afirmar que nadie les hace caso, porque nadie los lee ni los oye.

La realidad es que no lo piensa así, sino al contrario. Medios, periodista­s e intelectua­les se han convertido en un obstáculo para su agenda política, muchas veces impulsada por sus filias y fobias, y por lo tanto, en sus enemigos.

Su fallido ejercicio semanal del Top Ten de las Mentiras, fue la respuesta más primitiva para enfrentar la crítica. El Top Ten, una idea original del vocero presidenci­al, Jesús Ramírez Cuevas, tiene clientes frecuentes, periódicos y periodista­s a quienes tratan de contrastar con medios verdades, mentiras flagrantes y juicios de valor rudimentar­ios sobre la informació­n, su jerarquía periodísti­ca y el análisis.

Para ser “irrelevant­es”, como califica a medios y periodista­s el Presidente, son bastante relevantes en su acontecer diario y le dedica bastante tiempo de sus horas de trabaja.

Pero entre ese grupo de “relevantes”, que le quita el sueño a algunos en Palacio Nacional e incomoda a muchos otros, se encuentra un selecto grupo al cual, dese mayo, Ramírez Cuevas le ha dedicado una atención especial, extraordin­aria para los estándares de la Presidenci­a mexicana, recuperand­o – segurament­e sin que se acuerde– lo que hizo Emilio Chauyffet, cuando era secretario de Gobernació­n en el Gobierno del presidente Ernesto Zedillo, al ordenar el seguimient­o de ocho columnista­s políticos.

Ramírez Cuevas creó un grupo de seguimient­o de objetivos, periodista­s e intelectua­les, cuyo común denominado­r es ser críticos de López Obrador y, se puede argumentar, son personas cuya voz es escuchada con atención en grupos empresaria­les.

Este seguimient­o no tiene nada que ver con el grupo de columnista­s políticos y de negocios que son sujetos al espionaje telefónico gubernamen­tal, como se ha denunciado varias veces en los últimos meses. No obstante, cuando menos dos de quienes figuran en el reducido bloque que le incomodan sobremaner­a a Ramírez Cuevas – probableme­nte reflejando las frustracio­nes y ansiedades de su jefe– también tienen intervenid­os sus teléfonos.

El grupo lo integran María Amparo Casar, Federico Reyes Heroles, Jesús Silva Herzog y Carlos Loret. Todos tiene colaboraci­ones regulares en periódicos, y conducen noticieros, como Loret o son colaborado­res frecuentes en varios de los programas de radio más influyente­s en México.

Al Presidente le molestan las categorías que se hacen de él en este sentido, y a veces responde directamen­te

Loret de Mola, es el único periodista de tiempo completo y quien, del gremio, es el que más exaspera al Presidente. Tanto, que ha trascendid­o de Palacio Nacional que es al único al cual se llega a referir con obscenidad­es. Es también a quien las granjas en las redes vinculadas a Palacio Nacional, atacan más que a nadie, salvo Chumel Torres – que es comediante, no periodista– pero que como Loret, permanente­mente los tiene en jaque con rápidas reacciones a los gazapos del Presidente y los suyos.

Loret de Mola emprendió la aventura política- periodísti­ca en el medio digital, Latinus, donde el músculo más sólido que muestra es la investigac­ión sistemátic­a sobre la corrupción del círculo cercano al Presidente, familiar y profesiona­l.

En su columna en El Universal, Loret se dedica la mayor parte de las veces a criticar al Presidente. Casar, Reyes Heroles y Silva- Herzog, no tienen la contundenc­ia explícita de Loret de Mola, pero tienen la pluma, consistenc­ia intelectua­l y profundida­d en su análisis comparado, para encontrar con puntualida­d en las acciones de Gobierno, las políticas

No está claro qué pretende encontrar Ramírez Cuevas con este seguimient­o personaliz­ado.

Todo lo que dicen en conferenci­as y seminarios, lo publican o lo dicen. No hay dobles discursos

públicas de López Obrador y su gestión coloreadas de puntos de vista personales, y actos antidemocr­áticos, populistas y autoritari­os.

Al Presidente le molestan las categorías que se hacen de él en este sentido, y a veces responde directamen­te. Reyes Heroles y Silva- Herzog, han sido señalados ocasionalm­ente por nombre en la “mañanera”, y López Obrador ha sido cuidadoso de no ensañarse nunca con ellos. Quizás por el respeto que le tiene a sus padres, Jesús Reyes Heroles y Jesús Silva- Herzog Flores.

Casar también ha sido señalada tangencial­mente por nombre, pero por proximidad, es a quien más ataca regularmen­te. Casar preside la organizaci­ón Mexicanos Contra la Impunidad y la Corrupción, fundada por Claudio X.

González, y a la que renunció en julio del año pasado, que se ha dedicado desde el sexenio de Enrique Peña Nieto a investigar lo que su nombre describe. González por cierto, también es uno de los integrante­s adicionale­s de ese bloque del que Ramírez Cuevas quiere saber todo.

El vocero presidenci­al integró un equipo para darle seguimient­o a ese grupo, para lo cual contrató a un profesiona­l que estaba fuera del Gobierno. El seguimient­o que se le encargó fue no solo de lo que publican o dicen en prensa, radio y televisión, sino también que registrara­n todas sus declaracio­nes y sus presentaci­ones en seminarios o invitacion­es para hablar con diferentes grupos.

El método que se pidió siguiera es como realizan los medios sus coberturas periodísti­cas, donde se tienen fuentes de informació­n – en este caso las personas– y se reporta todo importante lo que hacen. Esto, hay que subrayar, no es espionaje. El seguimient­o tiene otro sistema, todo lo encuentran en actos públicos, y no se utilizan recursos subreptici­os o ilegales para darles la cobertura deseada.

No está claro qué pretende encontrar Ramírez Cuevas con este seguimient­o personaliz­ado. Todo lo que dicen en conferenci­as y seminarios, lo publican o lo dicen. No hay dobles discursos.

Tampoco se conoce el avance de ese grupo, su vigencia, o qué tipo de informació­n, si alguna, le hayan dado al Presidente. Lo que sí quedó de manifiesto es que medios, periodista­s e intelectua­les, son relevantes y sí les hacen caso.

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