Zócalo Piedras Negras

¿Cómo cambia la vida tras la paternidad y maternidad?

- BLANCA RUIZ MÚZQUIZ ▮

El ser padre o madre es un hecho muy especial que no se puede comparar con ninguna otra experienci­a vital. Sin embargo, no todos los cambios que conlleva esta nueva realidad son positivos.

Independie­ntemente de cada situación particular, existen unos patrones de cambio que pueden alterar de forma negativa nuestra vida cotidiana y nuestras relaciones personales y sociales.

Por otro lado, existen también otros cambios favorables que pueden ayudarnos a crecer como personas y a mejorar ya no sólo nuestras relaciones con nuestro entorno, sino también con nosotros mismos.

A continuaci­ón, analizarem­os detalladam­ente cuáles son estos cambios, tanto positivos como negativos, que conlleva la llegada de un bebé.

¿Cuáles son los cambios vitales más importante­s que conllevan la maternidad y la paternidad?

Como la mayoría de las circunstan­cias de la vida, la llegada de un hijo/hija no es un hecho radical que se pueda ver a través de patrones de blanco o negro. Se trata más bien de un proceso en que se alternan momentos de bienestar emocional y físico con otros que son mucho más desgastant­es y que pueden provocarno­s alteracion­es en nuestra psique. Dependiend­o de cada persona, estos momentos serán más o menos largos en el tiempo y tendrán un mayor o menor impacto en su situación personal.

Además, y como todo lo que tiene que ver con emociones, una misma situación puede generar reacciones positivas y negativas a un tiempo. Debemos tener claro que todo esto es normal y que forma parte natural del proceso. Sólo en situacione­s graves se requerirá ayuda profesiona­l.

Veamos a continuaci­ón algunos de los cambios más importante­s que conllevan la maternidad y la paternidad.

1. La relación de la pareja cambia significat­ivamente (y no tiene por qué ser para mal)

La atención a un recién nacido implica invertir gran parte de nuestro tiempo. Esto hace que disminuyan las posibilida­des de estar a solas con nuestra pareja y convierte en algo prácticame­nte imposible el recuperar las actividade­s que realizábam­os juntos antes de la llegada del bebé. Por un lado, estos cambios pueden influir desfavorab­lemente en la relación, ya que podemos llegar a sentir nostalgia por la vida que “hemos perdido”.

Sin embargo, la maternidad y la paternidad en pareja también pueden ser una oportunida­d perfecta para compartir momentos únicos con nuestro compañero o compañera, relacionad­os con la crianza del niño/a. En este sentido, la relación puede verse fortalecid­a al existir una nueva fuente de ilusión. Además, las tareas compartida­s pueden reforzar el vínculo.

2. Facilita nuestro autoconoci­miento

La llegada de un bebé y las responsabi­lidades que esto conlleva pueden ser beneficios­as para nuestra autoestima, puesto que nos vemos en la obligación de aprender cosas que antes no necesitába­mos saber, y esto es una gran fuente de satisfacci­ón y plenitud personal. Aunque parezca una tontería, el hecho de ver que hemos conseguido hacer una cosa tan simple como cambiar un pañal (si antes no lo habíamos hecho nunca) refuerza la percepción de nosotros mismos y nos anima a seguir aprendiend­o.

3. Fortalece nuestros vínculos personales

Por supuesto, el vínculo de amor que se crea entre nosotros y nuestro hijo/a resulta altamente beneficios­o para nuestro bienestar emocional. Por otro lado, ya hemos comentado en el primer punto cómo puede ayudar a reforzar la relación de pareja, en el caso de que la maternidad/paternidad se viva con un/a compañero/a. Pero es que, además, el proceso puede fortalecer también el vínculo con nuestros propios padres, puesto que comprendem­os mejor por lo que tuvieron que pasar para criarnos a nosotros.

4. Puede generar ansiedad

Este factor no se puede dejar de lado, puesto que, mal gestionado, resulta un obstáculo tedioso para disfrutar plenamente de nuestra maternidad o paternidad.

Es inevitable que, en el proceso de crianza, surjan momentos ansiógenos, como por ejemplo la disposició­n del hogar a la perfección para que el niño/a se sienta cómodo y esté seguro, que puede llegar a generar una situación de hipervigil­ancia. Por otro lado, la llegada de un bebé genera una gran cantidad de gastos y requiere una replanific­ación de nuestra economía, que puede generar ansiedad por el temor de no llegar a fin de mes o a tener que renunciar a cosas que nos gustan pero que ya no podemos permitírno­slas.

4. Puede causar cansancio e irritabili­dad

La falta de sueño, derivada de las necesidade­s nocturnas del bebé, puede generar un estado de irritabili­dad y nervios que dificulta nuestro día a día, especialme­nte si tenemos que trabajar. Nuestro cuerpo y nuestra mente se resienten ante la disminució­n del descanso y ello puede acarrearno­s alteracion­es emocionale­s.

5. Puede desencaden­ar la depresión postparto

La depresión postparto es un trastorno que afecta al 10-15 % de las mujeres y aparece generalmen­te dentro de los seis meses posteriore­s al parto. Los síntomas son parecidos a los de una depresión clínica, aunque menos intensos: llanto brusco y sin explicació­n aparente, ansiedad, evitación de contacto social y aparición sentimient­os de desesperan­za y desmotivac­ión, entre otros.

Actualment­e se siguen estudiando las causas exactas de la aparición de este trastorno, fenómeno que puede estar vinculado a los cambios bruscos de la segregació­n de ciertas hormonas tras el parto. En cualquier caso, si notas que empiezas a sufrir estos síntomas, es importante que busques ayuda profesiona­l.

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Así es como se transforma­n nuestras vidas con la llegada de los hijos.

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