Más que vencedoras en Cristo
MUJERES PROVEEDORAS
Hoy en día es común ver anuncios como el siguiente: “Se solicita una mujer que se encargue del aseo general de la casa y sepa cocinar. Deberá cuidar niños y de preferencia quedarse a dormir. Buen sueldo”.
Debido a los cambios sociales, económicos y culturales en el mundo, la mujer tiene ahora un campo de acción más amplio para alcanzar metas personales y profesionales, además de contribuir a la provisión de las necesidades materiales
en el hogar, desvalorizando cada vez más las tradicionales funciones femeninas como son las tareas domésticas, la atención y el cuidado de los hijos, etc., y procurando delegarlas en otras personas que colaboran para la buena marcha de la casa o bien, compartiéndolas con el cónyuge. Sin embargo -según el plan de Dios para la familiala mujer sigue siendo, además de portadora de vida a través del privilegio de ser madre, proveedora de bienestar, de alimento y de seguridad para su familia, uniendo sus esfuerzos a los de su esposo para desarrollar la imagen divina en sus hijos
como su objetivo principal. La mujer virtuosa de Proverbios capítulo 31 es trabajadora, diligente y sabia al considerar su casa y su familia en sus prioridades más altas:
“Mujer virtuosa, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepasa largamente a la de las piedras preciosas. El corazón de su marido está en ella confiado, y no carecerá de ganancias. Le da ella bien y no mal todos los días de su vida. Busca lana y lino, y con voluntad trabaja con sus manos. Es como nave de mercader; trae su pan de lejos. Se levanta aún de noche y da comida a su familia y ración a sus criadas.” V.10-15 Ella es buena administradora de los bienes de la familia, tomando decisiones que su esposo avala y respeta:
“Considera la heredad, y la compra, y planta viña del fruto de sus manos. Ciñe de fuerza sus lomos, y esfuerza sus brazos”. V. 1617
Esta mujer provee además de buenos consejos, un ejemplo de vida y fuente de inspiración para sus hijos: “Alarga su mano al pobre, y extiende sus manos al menesteroso. No tiene temor de la nieve por su familia. Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.” V.20-21 Según el modelo divino, nadie puede sustituir a la madre en el hogar para suplir las necesidades de su familia, por lo cual es necesario reflexionar si dentro de las múltiples ocupaciones de la mujer de hoy estamos dando prioridad a lo más importante de nuestras vidas y no a lo más urgente o agradable. La mujer virtuosa que
Dios desea para cada hogar no es fácil encontrarla y no hay sueldo ni precio que pueda compensar su estima y su trabajo, pero no es una meta imposible de alcanzar. La mujer que teme a Dios y que ha puesto su fe y su esperanza en Jesucristo como Señor y Salvador tiene a su disposición la sabiduría, la fortaleza y la gracia de Dios para proveer a su familia de todo bien. La recompensa que se le dará a esta mujer no es poca:
“Se levantan sus hijos y la llaman bienaventurada; Y su marido también la alaba: Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, esa será alabada. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus hechos”. V.28-31
¡Hasta pronto!