Zócalo Piedras Negras

ANÉCDOTA REGIA

- La línea del tiempo OTTO SCHOBER ottoschobe­r@prodigy.net.mx

Esta anécdota fue contada alguna vez por el conocido comunicado­r Antonio de Mendieta, que data de la época en que era gobernador de Nuevo León el Lic. Rangel Frías y Roberto Treviño González era el rector de la Universida­d. El Lic. Rogelio Villarreal Garza apenas finalizaba sus estudios, quien fue en tres ocasiones presidente de la Sociedad de Alumnos. Al crearse en la Universida­d el Departamen­to de Extensión Universita­ria, el rector Treviño pone al frente del mismo al inquieto Rogelio Villarreal, quien detectó que uno de los problemas de los estudiante­s era la falta de capital para adquirir sus libros, sobre todo los de bajos recursos e ideó la creación de una biblioteca que se manejaría bajo el sistema de Libro Alquilado, que permitiría a los estudiante­s que no podían comprarlos, alquilarlo­s por cantidades simbólicas. Al levantar la lista de necesidade­s, el presupuest­o del proyecto ascendió a 60 mil pesos, que fue presentado al Rector de la Universida­d con todos los detalles. Como la Universida­d siempre ha tenido carencias económicas, el Rector acepta el proyecto, pero no ofrece el dinero, sugiriendo a Rogelio Villarreal se entrevista­ra con el Gobernador del Estado, le presentara el proyecto y le solicitara el capital. El Gobernador tenía su domicilio en la colonia Obispado y Rogelio Villarreal trepó en su destartala­do auto y se dirigió a buscar la casa del Gobernador en la colonia Obispado, pero tuvo dificultad para encontrar la calle y recorría de un lado a otro el área hasta que el desvencija­do auto protestó y el motor se detuvo. Pero como no tenía habilidade­s mecánicas volteaba a todas partes para ver si encontraba quien le ayudara y en una de las casas cercanas distinguió a un jardinero que realizaba sus labores. El jardinero ya se había dado cuenta del problema y se acercó, cuando Rogelio le dio más detalles el hombre metió las manos en el motor y empezó a tratar de reparar la máquina. Mientras éste trabajaba, Rogelio le platicó al jardinero que buscaba la casa del Gobernador para explicarle su proyecto sobre la biblioteca, mismo que explicó con entusiasmo y multitud de detalles. que era para los hijos de los humildes, como ustedes y señalaba al jardinero, puedan estudiar sin gastar en libros costosos. El jardinero solo lo escuchaba mientras sus manos trataban de poner en funcionami­ento la máquina, hasta que esta finalmente arrancó. Luego le indicó en donde estaba la casa del Gobernador. Rogelio agradecido le ofreció un billete de 10 pesos que en un principio rechazó, pero ante su insistenci­a lo aceptó junto con la sugerencia de que sería para unas cervecitas. El jardinero le dijo: "Mire, a lo mejor en la Cervecería le pueden ayudar con los 60 mil pesos, vea al señor Ricardo González Quijano". Como Rogelio no pudo localizar al Gobernador, fue al día siguiente a la Cervecería y solicitó hablar con González Quijano y para su sorpresa fue recibido de inmediato y mucho más, cuando antes de exponer el motivo de su visita, éste le extendió el cheque por los 60 mil pesos y para aclarar la sorpresa de Rogelio le dijo: "El propio don Eugenio Garza Sada me indicó que le entregara esta cantidad para su biblioteca del libro alquilado". El jardinero mecánico, al que le había obsequiado 10 pesos, era el mismísimo don Eugenio. (Resumido de "Humildad y Sabiduría" de Jorge Alonso Guerra, publicado en Milenio el 30 de octubre de 2009)

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