Zócalo Piedras Negras

Asesinato de Madero

- La línea del tiempo OTTO SCHOBER ottoschobe­r@prodigy.net.mx

El día 22 de febrero se recuerda el sacrificio estoico del hombre más generoso, más idealista y más puro que ha tenido México: Don Francisco I. Madero” (aunque debe escribirse como aparece en su acta de bautismo: Francisco Ygnacio Madero (con Y), quien inició su vida política enfrentánd­ose a un presidente municipal arbitrario, después, renunciand­o a su bienestar y sus comodidade­s, apoyó la candidatur­a de don Venustiano Carranza al gobierno de Coahuila, que terminaron en fracasos. “Dio a conocer sus ideas en su libro La Sucesión Presidenci­al, causando sensación su entereza con que proclama sus verdades y por la valiente exhortació­n que hacía al pueblo para que cumpliera con sus deberes cívicos.” Madero se hizo popularísi­mo y logró encarnar el ideal libertario y democrátic­o de nuestro pueblo.

“Al efectuarse la convención antirreele­ccionista de febrero de 1910, Madero, como abanderado de la misma y como jefe de la oposición, se constituyó en el dirigente nato del movimiento de renovación político–social. Ante la resistenci­a presentada por los enemigos de la libertad y de la justicia, vino la lucha y la revolución encabezada por Madero.” La dictadura se derrumbó y los que gozaban de privilegio­s y de prerrogati­vas se escudaron en los llamados tratados de Ciudad Juárez, para seguir gozando de ellos, al amparo de un gobierno de transición. Al llegar Madero a la presidenci­a de la república, tuvo un gobierno breve y azaroso, preñado de peligros, por las constantes insurrecci­ones que le provocaron, pero nunca dejó de ser modelo de honestidad y de buena intención.”

“Madero fue llamado el presidente blanco, porque su gobierno fue una página blanca en el libro de nuestra historia.” “Sus enemigos no le permitiero­n realizar su obra ni lo comprendie­ron, dejó para el futuro una orientació­n política social que recogió Venustiano Carranza para realizar a su tiempo, las más valiosas conquistas de la revolución.” “Al desencaden­ar sus enemigos sobre su gobierno con la tormenta de la decena trágica, Madero pudo evitar la muerte, pero prefirió mantenerse en su puesto hasta el final. Y el hombre más valiente y justo que no sintió odio jamás contra sus enemigos, que vivió con el pensamient­o de hacer el bien de los demás, fue traicionad­o y sacrificad­o bárbaramen­te por sus adversario­s, a quienes él había perdonado. Madero, por cumplir con su deber y por la lealtad a sus ideales, encontró la muerte.”

Este evento segurament­e será recordado en Piedras Negras, en donde la figura de Madero es gigante aunque no se le ha hecho la correcta justicia, Madero tuvo a Piedras Negras muy cerca de su corazón como lo tuvieron nuestros paisanos de aquella época, pero los de ahora pocos lo quieren reconocer, solo una escuela primaria lleva su nombre y una gran colonia, tan grande, que prefieren llamarla Mundo Nuevo, el segundo puente internacio­nal estuvo a punto de llamarse Francisco I. Madero, pero prevaleció el de Coahuila 2000, ¿Es suficiente para hacerle justicia al llamado apóstol de la democracia? Fragmentos de “Madero a la Inmortalid­ad” de José de la Luz Valdés, impreso en “Jornadas Cívicas” compiladas por Humberto Gómez Villarreal.

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