VALIENTE RESPUESTA DEL PEJE A LAS CRÍTICAS:

Cosas que pasan en México: marchas de mujeres que no tienen nada que celebrar en su día, sino protestar por los crímenes de odio, la discriminación y el maltrato… y no ven la hora del cambio. Un Presidente más preocupado por las críticas del poderoso vecino a su inacción contra el crimen… que por el crimen mismo.

Y claro, un funcionario de educación, con doctorado y todo, esparciendo una visión del mundo desfasada, pero sobre todo evidenciando su ignorancia supina sobre temas que debería conocer.

Me refiero a Max Arriaga, valedor de la Secretaría de Educación.

Es el impulsor de éxitos como los libros de texto gratuitos elaborados con las patas y un sinfín de colaboradores improvisados, pero baratos.

Y habló el buey y dijo “mu”. Digo, habló el funcionario Arriaga y calló el palenque. Sus últimas declaraciones no tienen redención alguna. Aprovechó el seminario organizado por el Conacyt, “Libros de

Texto Gratuitos. Avances y retos de una nueva política”, para soltar esas perlas de su roncho pecho.

Por ejemplo, “El gran reto (de la SEP) es hacer entender a esta gente que se ha dedicado a comercializar la educación, que genera un mercado, genera mano de obra barata para maquila, para transnacionales, que dejen de lado la educación y que permitan que el sueño de la izquierda se haga real: que la educación, que la cultura llegue a todos los niveles socioeconómicos”.

El problema es precisamente que la educación pública, sobre todo la de ínfima calidad que a duras penas se enseña en las zonas más empobrecidas del país, es la que condena a miles, si no es que millones de niños, a una vida de “mano de obra barata”.

Peor resultó su rebuzno, “Históricamente, las casas editoriales se manejan en la ilegalidad, comercializando con libros de texto sin pasar por evaluación alguna”, que soltó con la autoridad de su cargo.

Es de no creerse que el mismísimo Director de Materiales Educativos no sepa que los libros de texto editados por el sector privado son evaluados por la SEP para poder ser distribuidos. Ni cómo ayudarle.

Más que por ser “de izquierda”, lo que escandaliza de algunos badulaques metidos a funcionarios de la es que sean tan ineptos y conserven el cargo sólo por ser los consentidos de su profesor, digo, de su Líder Supremo, como es el caso de Arriaga y varios mequetrefes más.

De plano, ya sólo le falta organizar una quema de libros en las plazas, con la debida venia de su Santo Patrón.

Al parecer, hay jumentos que ni con el poder de un doctorado aprenden a articular un discurso más o menos coherente. Y no, no le echen la culpa a “la izquierda”, pues la derecha de este país nos ha regalado ejemplos de un nivel igualmente excelso.

¿A quién culpamos, a la educación pública… o a la privada?