Procura conmover cinta ‘EO’
El nombre de la película viene del ruido que asociamos con un burro, en este caso, el protagonista
Tras haber ganado una veintena de premios internacionales, incluyendo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y una nominación al Oscar, por fin llega a las salas de México la película EO, cuyo jocoso nombre viene del ruido que asociamos con un burro; en este caso, nuestro protagonista.
El legendario director polaco Jerzy Skolimowski ha dicho en varias ocasiones que su película está inspirada en el clásico de Robert Bresson, Al Asar de Baltasar (1966), en la que un burro es acarreado de un lado a otro mientras los personajes a su alrededor viven un verdadero drama pasional.
En EO, el burro titular también va de lugar en lugar y de dueño en dueño, aunque aquí su destino lo va llevando por desventuras que nada tienen que ver una con la otra, y que en muchos casos nada tienen que ver ni con la historia que se está contando (qué exactamente hace Isabelle Huppert en la película es un gran misterio, pero su participación bien daría para un largometraje propio).
Esa disociación hace que inevitablemente la película se sienta desenfocada, incluso cuando Skolimowski opta por antropomorfizar a EO, dándole sueños, pesadillas, y la añoranza de regresar con su dueña en el circo. Es cierto que todo el cine es manipulación, pero la forma agrega o entorpece, y el nivel de tolerancia queda en el espectador.
Lo que permanece es una experiencia que se vuelve más sensorial que intelectual, en la que la bellísima fotografía de Michal Dymek y la partitura de Pawel Mykietyn hacen la mayor parte del trabajo mientras EO deambula por la vida, a veces siendo bien tratado, a veces no tanto, y en la que los seis ejemplares que lo interpretan (encabezados por Tako y Hola), los desgarradores close-ups, y el exacerbado diseño sonoro hacen hasta lo imposible por llegarnos al corazón.