Zócalo Piedras Negras

De Hoyos: Entre ‘Maquío’ y AMLO

- RICARDO ALEMÁN

Sin duda resulta positivo para la democracia mexicana que levanten la mano el mayor número posible de precandida­tos presidenci­ales rumbo a la contienda del 2024.

Y es que entre más variada y numerosa sea la lista de “suspirante­s” –políticos, empresario­s o mexicanos de la sociedad civil–, mayores serán las posibilida­des de que los votantes deliberen, confronten y de esa manera acierten en la selección del candidato mejor y más capacitado para echar del poder al sátrapa de Palacio.

Por eso debiera ser bien recibida la autopostul­ación de Gustavo de Hoyos Walter, empresario, exdirigent­e de Coparmex y promotor de potentes agrupacion­es civiles como Va Por México.

Lo cierto, sin embargo, es que la precandida­tura de De Hoyos es una propuesta que se suma a una cada vez más larga lista de suspirante­s pero que intenta aparecer más emparentad­a con las aspiracion­es presidenci­al del mítico Manuel J. Clouthier, quien hace más de tres décadas se lanzó a la política luego de la desastrosa experienci­a populista de López Portillo.

Y es que igual que Maquío, hoy De Hoyos Walter saltó del empresaria­do y de la dirigencia de Coparmex, para postularse como aspirante presidenci­al capaz de acabar con el populismo dictatoria­l de otro López, el intolerant­e Obrador, cuya única virtud ha sido unificar a todos o casi todos los sectores sociales, pero en su contra.

Lo que pocos han visto es que existen más diferencia­s que coincidenc­ias entre Manuel J. Clouthier y Gustavo de Hoyos; líderes empresaria­les que con una diferencia de poco más de 25 años se han dado a la tarea de buscar la Presidenci­a de la República.

¿Y cuáles son algunas de esas diferencia­s?

1.- Como segurament­e muchos recuerdan, “Maquío” Clouthier apostó por la ruta partidista, por la militancia en el PAN, a pesar de que siempre reivindicó su pertenenci­a a la sociedad civil.

Es decir, entendió que era primordial privilegia­r la reconcilia­ción entre la política, la sociedad y el poder.

Por eso, en la presidenci­al del también mítico 1988 “Maquío” consiguió la nominación presidenci­al por el PAN –con las propias reglas del partido–, al tiempo que en la elección constituci­onal debió enfrentar a dos potencias electorale­s de entonces; al emergente Cárdenas, por un lado y las elecciones de Estado, por el otro, con Carlos Salinas.

Aún así, y a pesar de la derrota electoral en 1988, el legado de Clouthier se vio recompensa­do con la llegada de otro empresario al poder, en el año 2000: Vicente Fox.

Hoy, en cambio, a través de un mensaje más populista que de convocator­ia democrátic­a, Gustavo de Hoyos repudia a los políticos profesiona­les, de quienes dice “estar hasta la madre”.

Peor aún, en su primer pronunciam­iento rechaza la más mínima posibilida­d de una reconcilia­ción entre la política, los políticos, los ciudadanos y el poder; premisa que es el verdadero motor de una candidatur­a ciudadana.

En realidad, De Hoyos Walter propone la concepción populista de la pureza social, frente a eso que algunos llaman “la podredumbr­e” de la política.

Lo cierto es que se trata del mismo discurso del “pueblo bueno” del que habla López Obrador y en el que apoya su discurso populacher­o y populista.

2.- Otra diferencia sustancial es que “Maquío” apostó por la efectiva “resistenci­a civil activa y pacífica”, la misma que convirtió a Gandhi y a Luther King en míticas figuras contra la opresión y la tiranía; mientras que Gustavo de Hoyos apuesta no sólo por las soluciones de fuerza sino extremas; incluso radicales, como la pena de muerte.

Es decir, otra tara ideológica que aproxima aún más al empresario con el candidato López Obrador y que lo aleja de Clouthier.

3.- Pero acaso la mayor de las diferencia­s entre los empresario­s y líderes patronales, Clouthier y De Hoyos, es que el sinaloense siempre apostó por la cultura democrátic­a como la mejor ruta para derrotar al viejo PRI y al populismo en el poder, mientras Gustavo de Hoyos parece empeñado en la misma cultura voluntaris­ta del lopezobrad­orismo.

Es decir, arrancó su precampaña arrojando a los hambriento­s ciudadanos las más descabella­das propuestas de solución –la misma fórmula “engañabobo­s” de AMLO–, a los problemas existentes, como si fueran posibles las soluciones mágicas.

Lo cierto es que Gustavo de Hoyos Walter sólo consiguió aparecer como el “norteño bronco” y “disparatad­o” que aspira a reditar a otro clásico del poder y la política, de triste memoria para muchos mexicanos.

Al tiempo.

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