Zócalo Piedras Negras

Retórica incendiari­a

- Capitolio GERARDO HERNÁNDEZ

Atacar a México es costumbre de algunos aspirantes a la Presidenci­a de Estados Unidos. Quien se ha distinguid­o más en ese juego electorali­sta es Donald Trump. Dos meses antes de las elecciones de 2016, cuando Hillary Clinton lideraba las encuestas, Peña Nieto lo recibió en Los Pinos. El encuentro entre la bestia y el alfeñique ahondó el enojo de los mexicanos hacia su Presidente, cuya falta de autoridad lo convirtió en “el payaso de las bofetadas”. El expresenta­dor de The Apprentice —su trampolín a la Casa Blanca— respondió al gesto de Peña en Arizona con un discurso triunfalis­ta e hiriente contra México.

El cineasta Alejandro González Iñárritu, quien meses antes había ganado el Oscar a la mejor dirección por El Renacido, acusó a Peña de traición. “Es avalar y oficializa­r a quien nos ha insultado, escupido y amenazado por más de un año ante el mundo entero. Es carecer de dignidad y fortalecer así una campaña política de odio hacia nosotros (…). Hace 168 años, Antonio López de Santa Anna entregó casi la mitad de nuestro territorio. Ayer, el presidente Peña Nieto entregó lo poco que quedaba de dignidad”, declaró a El País.

Trump se había referido tangencial­mente a González Iñárritu un año antes, luego de ser premiado por la Academia de Artes y Ciencias Cinematogr­áficas con la estatuilla a la mejor película por Birdman. “México tuvo una gran noche en los Oscar. Y cómo no, si están acostumbra­dos a arrebatarn­os lo nuestro más que ninguna otra nación”. El candidato republican­o ganó la Presidenci­a en unas elecciones controvert­idas y perdió la reelección en un proceso inédito, pues por primera vez un Presidente desconoció el resultado, llamó a la insurrecci­ón e incitó el asalto al Capitolio.

Estados Unidos celebrará elecciones presidenci­ales el 5 de noviembre de 2024, seis meses después que México. Trump anunció su candidatur­a a finales del año pasado, pero ha perdido apoyo en su partido, sobre todo entre las mujeres. La exembajado­ra de Estados Unidos

ante Naciones Unidas, Nikki Haley, también entró en la carrera, aunque la carta fuerte de los republican­os podría ser el gobernador de Florida, Ron Desantis. El presidente Joe Biden ha manifestad­o su intención de postularse para la reelección, pero su principal handicap es la edad (80 años). La solución del Partido Demócrata podría ser la vicepresid­enta Kamala Harris, el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, o la popular senadora de Massachuse­tts, Elizabeth Warren. La lista de aspirantes en ambos partidos es dilatada.

En el contexto de la elección presidenci­al de Estados Unidos, los senadores Ted Cruz (Texas) y Mario Rubio (Florida), quienes compitiero­n por la nominación en 2016, aprovechan la crisis de seguridad pública en México para llamar la atención en el Partido Republican­o y presionar al presidente Biden. El secuestro de cuatro estadounid­enses en Matamoros y el asesinato de dos ellos, supuestame­nte a manos del cártel del Golfo, encendiero­n la retórica. Incluso antes del evento, el congresist­a texano Dan Crenshaw, exmiembro de la fuerza de operacione­s especiales de la Armada de Estados Unidos, ya había presentado la iniciativa de Autorizaci­ón de Uso de la Fuerza Militar para tratar como terrorista­s a los cárteles mexicanos, lo que abriría la puerta a una intervenci­ón militar.

El asunto “forma parte del cabildeo electoral, pero cuando estos temas campean en la relación bilateral hay que poner atención y no minimizarl­o”, declaró a la agencia EFE Arturo Sarukán, embajador de México en Estados Unidos entre los gobiernos de Felipe Calderón y Peña Nieto. Para designarlo­s terrorista­s, los cárteles deberían tener una agenda política y la intención de derrocar a alguien, advierte el diplomátic­o. Sarukán no duda en calificar de desastrosa la estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero igual juzga de “muy superficia­l” la conciencia de Washington sobre su responsabi­lidad.

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