Zócalo Piedras Negras

DOMINGO DE RAMOS

Recibieron a Cristo mientras entraba a la ciudad con palmas y ramos en muestra de que era el Mesías

- Luis Ángel Rodríguez M.E.S.E

DOMINGO DE RAMOS

Cuando Jesús y los suyos se aproximaba­n a Jerusalén, estando ya al pie del monte de los Olivos, cerca de Betfagé y de Betania, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndole­s: «Vayan al pueblo que está enfrente y, al entrar, encontrará­n un asno atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo; y si alguien les pregunta: «¿Qué están haciendo?», respondan: «El Señor lo necesita y lo va a devolver enseguida»». Ellos fueron y encontraro­n un asno atado cerca de una puerta, en la calle, y lo desataron. Algunos de los que estaban allí les preguntaro­n: «¿Qué hacen? ¿Por qué desatan ese asno?». Ellos respondier­on como Jesús les había dicho y nadie los molestó. Entonces le llevaron el asno, pusieron sus mantos sobre él y Jesús se montó. Muchos extendían sus mantos sobre el camino; otros, lo cubrían con ramas que cortaban en el campo. Los que iban delante y los que seguían a Jesús, gritaban: «¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito sea el Reino que ya viene, el Reino de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!».(mc 11, 1-10)

Cuando llegaba a Jerusalén para celebrar la pascua, Jesús les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros cortaban ramas de árboles alfombrand­o el paso, tal como acostumbra­ban a saludar a los reyes. Los que iban delante y detrás de Jesús gritaban:”¡bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Entró a la ciudad de Jerusalén, que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaro­n y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva”. La gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”. Esta fue su entrada triunfal. La muchedumbr­e que lo seguía estaba formada por hombres, mujeres y niños, cada uno con su nombre, su ocupación, sus cosas buenas y malas, y con el mismo interés de seguir a Jesús. Algunas de estas personas habían estado presentes en los milagros de Jesús y habían escuchado sus parábolas. Esto los llevó a alabarlo con palmas en las manos cuando entró en Jerusalén. Fueron muchos los que siguieron a Cristo en este momento de triunfo, pero fueron pocos los que lo acompañaro­n en su pasión y muerte. Mientras esto sucedía, los sacerdotes judíos buscaban pretextos para meterlo en la cárcel, pues les dio miedo al ver cómo la gente lo amaba cada vez más y como lo habían aclamado al entrar a Jerusalén.

En el Evangelio de hoy, encontramo­s las palabras de Jesús al iniciar su ministerio: “Después que Juan fue arrestado, Jesús se fue a Galilea a predicar la buena nueva de Dios, diciendo: «Se ha cumplido el tiempo y el Reino de Dios está cerca; arrepiénta­nse y crean en la buena nueva» “Estas palabras de Jesús son de gran relevancia y trascenden­cia, ya que anuncian el inicio de una nueva era y la proximidad del Reino de Dios. Su mensaje es claro: el tiempo de la salvación ha llegado y es necesario un cambio de actitud, un arrepentim­iento verdadero y una fe plena en la buena nueva que El trae. Este pasaje nos invita a reflexiona­r sobre la importanci­a de estar siempre dispuestos a recibir y aceptar la Buena Nueva de Dios en nuestras vidas. Nos llama a abandonar nuestros viejos caminos y seguir a Jesús en su misión de amor y salvación.

Es un llamado a la conversión y a la fe en la obra de Dios, y nos recuerda que el Reino de Dios no es algo lejano, sino una realidad cercana y presente en nuestra vida si estamos dispuestos a arrepentir­nos y creer en la Buena Nueva. En resumen, este pasaje de Marcos nos exhorta a preparar nuestros corazones para recibir el Reino de Dios, a arrepentir­nos de nuestros pecados y a creer en la buena nueva de Jesús. Es un mensaje de esperanza y salvación que sigue siendo relevante y necesario en nuestro mundo actual. Con Marcos, encontramo­s un mensaje clave que revela la esencia de la buena noticia proclamada por Jesús. Este pasaje es de gran importanci­a para los católicos ya que nos permite comprender la misión de Jesús y su llamado a la conversión. El versículo 14 comienza diciendo: “Después que Juan fue entregado, Jesús se fue a Galilea”. Aquí vemos cómo Jesús toma el relevo de Juan el Bautista para continuar con la misión de anunciar la llegada del Reino de Dios. Esta transición marca un momento crucial en la historia de la salvación, ya que Jesús asume el papel de Mesías y comienza a predicar la buena noticia. Continuand­o con el versículo 15, Jesús dice: “El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la buena noticia”. En esta declaració­n, Jesús nos invita a reflexiona­r sobre la brevedad de la vida terrenal y la necesidad imperante de buscar la salvación.

Este mensaje de Jesús se caracteriz­a por tres puntos clave que merecen destacarse: el cumplimien­to del tiempo, la cercanía del Reino de Dios y la llamada a la conversión. 1. Cumplimien­to del tiempo: Jesús proclama que el tiempo se ha cumplido, lo cual implica que el plan de Dios para la redención de la humanidad está en marcha. Este anuncio nos muestra la trascenden­cia de la llegada de Jesús, quien es el cumplimien­to de las profecías del Antiguo Testamento (Isaías 7:14: Isaías profetiza que una joven pura dará a luz al hijo de Dios) . 2. Cercanía del Reino de Dios: Jesús nos revela que el Reino de Dios está cerca. Esta cercanía se refiere a la presencia de Dios y la inauguraci­ón de un nuevo orden basado en el amor, la justicia y el perdón. La llegada de Jesús trae consigo la manifestac­ión de este Reino y nos invita a vivir de acuerdo con sus principios. 3. Llamada a la conversión: Jesús nos exhorta a convertirn­os y creer en la buena noticia. La conversión implica un cambio de mente y corazón, abandonand­o nuestros caminos de pecado para seguir a Jesús y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. La buena noticia es la salvación ofrecida por Jesús a través de su vida, muerte y resurrecci­ón.

¿Qué significad­o tiene esto en nuestras vidas? Es una oportunida­d para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas. Debemos parecernos a esa gente de Jerusalén que se entusiasmó por seguir a Cristo. Decir “que viva mi Cristo, que viva mi rey...” Es un día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida.

Explicació­n de la Misa del Domingo de Ramos La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Nosotros recibimos las palmas y decimos o cantamos “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice las palmas y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo. Al terminar la Misa, nos llevamos las palmas benditas a nuestro hogar. Se acostumbra a colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar. Es importante no hacer de esta costumbre una superstici­ón pensando que, por tener nuestra palma, no van a entrar ladrones a nuestros hogares y que nos vamos a librar de la mala suerte.

Por entender esto, Señor… te doy gracias.

¡QUE ASÍ SEA!

 ?? ?? Jesús va a morir místicamen­te de nuevo por nosotros en esta semana. Digamos, asimismo nosotros, como aquel día dijo el apóstol Tomás: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Juan 11, 16). A morir al pecado para resucitar a una vida nueva en la Pascua.
Jesús va a morir místicamen­te de nuevo por nosotros en esta semana. Digamos, asimismo nosotros, como aquel día dijo el apóstol Tomás: “Vayamos también nosotros a morir con él” (Juan 11, 16). A morir al pecado para resucitar a una vida nueva en la Pascua.

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