Zócalo Piedras Negras

ABRUMADORA

La nueva apuesta hollywoode­nse con los titanes como protagonis­tas, unen fuerzas para enfrentar a un monstruo monumental que amenaza la tierra

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El "Monsterver­se" de Legendary Pictures y Warner Bros. ha producido cinco películas: Godzilla (2014), Kong: La Isla Calavera (2017), Godzilla II: El Rey de los Monstruos (2019), Godzilla vs. Kong (2021) y la que nos atañe: Godzilla y Kong: El Nuevo Imperio.

El principal atractivo de esta última es precisamen­te la conjunción que une los nombres de estos dos titanes, o kaijus, en el título. Y es que si bien la película anterior los puso en contra la mayor parte del tiempo, al final cada uno tomo su rumbo: Godzilla se sumergió en el mar para descansar, y Kong se quedó viviendo en la Tierra Hueca.

Es precisamen­te en este lugar donde algo extraño está pasando; algo lo suficiente­mente peligroso para atraer a Godzilla, quien despierta, se recarga, destruye todo a su paso, y eventualme­nte se une a Kong y los

científico­s humanos.

Durante la primera mitad, la película se desarrolla con un tono de misterio en el que hay pistas sobre una presencia que está sembrando el caos, y el director Adam Wingard crea una atmósfera lo suficiente­mente intrigante para mantener nuestra atención. Esto, sin olvidar también los chistes y ese lado ligero presente en tantas películas de la era Showa del cine japonés, sobre todo con los personajes de Dan Stevens y Brian Tyree Henry (aunque no dejan de ser típicament­e hollywoode­nses).

Es cuando empiezan a llegar las respuestas que todo -literalmen­te- se empieza a desmoronar. De estar en un mundo con tintes de Avatar de repente estamos en una versión surreal de El Planeta de los Simios, y es aquí donde empiezan a caer varios guiños para los fans de este universo, pero también donde la mitología se empieza a complicar tanto, que corre el riesgo de hundir todo lo anterior.

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