Zócalo Piedras Negras

Más que vencedoras en Cristo

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“Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimie­nto para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.” (1° Juan 5:20)

¿Existe Dios? El ser humano cree instintiva­mente en un ser supremo que tiene el control de todas las cosas en el universo. A través de las épocas, esta “intuición” ha llevado al hombre a representa­r su fe mediante símbolos, figuras, ceremonias, etc., para honrar a su dios.

La existencia de Dios solo es rechazada por el ateísmo, que afirma: “No hay dios”, y por el materialis­mo, que niega la existencia del alma y del espíritu.

Sin embargo, Dios mismo se ha revelado al hombre a través de la naturaleza y de las obras de su creación: “Los cielos cuentan las gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1).

Se ha revelado también en la Biblia, donde podemos encontrar sus mandamient­os, sus promesas y la naturaleza de su carácter:

“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbr­e.

No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que está arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinaras a ellas, ni las honraras” (Éxodo 20:2-5).

El conocimien­to de Dios es superior a toda sabiduría humana que se pueda adquirir, porque este es el propósito y el anhelo del Creador.

Un hombre incrédulo cuestionab­a a una mujer acerca de su fe en Dios y en su palabra, la Biblia: ¿Y por qué cree usted que la Biblia es verdadera? La mujer respondió:

-Porque conozco personalme­nte al autor, el Dios de la Biblia.el autor de la Biblia se ha revelado al hombre por el Espíritu Santo que ha hecho morada en los creyentes, dándonos testimonio de su presencia y de su amor.

No es suficiente creer que Dios existe, pues también Satanás cree y tiembla.

Hay quienes tienen una religión, pues adoran y sirven a Dios, pero no lo conocen. ¿Quién es El? ¿Cómo es? ¿Qué desea de nosotros? ¿Qué quiere darnos?

Del conocimien­to de Dios depende nuestra manera de vivir y nuestra fe. La Biblia registra claramente quién es y también lo que no es Dios:

“Así dijo Jehová: No aprendáis el camino de las naciones, ni de las señales del cielo tengáis temor, aunque las naciones las teman. Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril.

Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar.

No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder” (Jeremías 10:2-6).

Cuando el apóstol Pablo llego a Atenas para predicar a Jesucristo, encontró la ciudad entregada a la idolatría. Los atenienses tenían una religión, pero no conocían al Dios verdadero. El apóstol Pablo les dijo:

“Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos, porque pasando y mirando vuestros santuarios, halle también un altar en el cual estaba esta inscripció­n:

AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.”

El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues Él es quien da a todos vida y aliento a todas las cosas.

Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea semejante a oro o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginació­n de hombres.” (Hechos cap. 7).

La máxima revelación de Dios es Jesucristo, que vino al mundo para dar salvación y vida eterna a los que creen Las profecías, el nacimiento, las enseñanzas, los milagros, la muerte y la resurrecci­ón de Jesucristo, sus promesas y la realidad de su presencia en mi y en todos aquellos que han recibido esta gracia de Dios, son razones suficiente­s para creer que Dios existe, que nos escucha, que nos responde, que nos ama.

Querido lector: ¿Conoces a Dios, al único Dios verdadero?

Si deseas conocerlo, es necesario que lo recibas en tu corazón y que aceptes el regalo que Jesucristo trajo a la humanidad: Salvación y vida eterna.

Tus pecados serán perdonados, tu vida será transforma­da y el futuro estará lleno de luz y de esperanza porque fiel es el que lo ha prometido.

¡Hasta pronto!

AL DIOS NO CONOCIDO

ALMA ROSA SARABIA MÉNDEZ

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