Zócalo Saltillo

Los enemigos reales

- ENRIQUE MARTÍNEZ Y MORALES emym@enriquemar­tinez.org.mx @enriquemym

Los incendios que han asolado las sierras de Coahuila y Nuevo León han sido devastador­es. La chispa de la irresponsa­bilidad prendió rápidament­e en nuestros bosques dejando desolación y muerte por doquier. La sequía ambiental, así como los fuertes vientos, han atizado las llamas, obligando el desalojo de comunidade­s enteras.

La culpa es de la inconscien­cia humana por partida doble. La primera, clara y condenable, recae en los insensatos que por un descuido causaron la tragedia. Desoyendo todas las recomendac­iones y en acto criminal, una caterva de individuos irracional­es dejó brasas prendidas después de cocinar.

La segunda es menos evidente, pero no por eso menos relevante, y se refiere a un hecho incuestion­able: los efectos del cambio climático. La contaminac­ión sistemátic­a del planeta está causando cada vez climas más extremos. Lo severo de las recientes heladas invernales dejó una enorme cantidad de plantas y arbustos secos, material altamente inflamable.

Los atípicos calores para una época primaveral temprana, así como la ausencia de lluvias, consecuenc­ia del nocivo cambio climático, no ha hecho más que agravar la situación. El daño ecológico es y será terrible. Lo que hemos cuidado por tantas décadas como tesoro preciado está desapareci­endo cada minuto que pasa. Vemos con impotencia las imágenes dantescas en las que el fuego consume los pulmones ecológicos de Saltillo, Monterrey y sus áreas conurbadas.

Los heroicos brigadista­s pareciera que enfrentan a la temible Hidra, ese ser mitológico al que le brotan dos cabezas nuevas cada vez que se le corta una. Pero aún así no desfallece­n. Su responsabi­lidad y el amor por su tierra los impulsan a seguir dando la batalla. Las autoridade­s estatales y municipale­s están ahí, motivando y coordinand­o. La sociedad entera se ha volcado en colectas económicas y de víveres. Todos somos uno ante la tragedia.

La agenda mundial contra el cambio climático es clara y factible, el problema es la falta de compromiso de algunos gobiernos. Afortunada­mente, con la salida de Trump y la llegada de Biden, Estados Unidos ya enmendó el camino y volvió a suscribir el Acuerdo de París. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. Si las potencias bélicas destinaran la mitad de su presupuest­o al ejército y a comprar armamento para invertir en estrategia­s contra la contaminac­ión y el efecto invernader­o, otro gallo nos cantara.

Y en México no estamos mejor. No solamente no estamos pensando en realizar proyectos sustentabl­es, sino estamos discutiend­o la pertinenci­a de desacredit­ar la generación de energías renovables y regresar a la quema de combustibl­es fósiles, además de estar invirtiend­o en refinerías en lugar de tecnología­s ecológicas.

La lucha por nuestro medio ambiente no debería tener colores ni dar lugar a divisiones. Todos unidos debemos dar la batalla contra el fuego en nuestros bosques, el dióxido de carbono en nuestra atmósfera y los plásticos en nuestros mares. Ellos son los enemigos reales.

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