Sofía Abigail: una lección
El calvario que sufrió la pequeña Sofía Abigail y su familia, tuvo, afortunadamente un desenlace positivo. La pequeña de solo 6 años fue localizada y rescatada, viva y aparentemente sana, y ya se encuentra con su familia, mientras su presunto raptor sigue libre y prófugo de la justicia.
El caso, sin embargo y más allá del drama personal y familiar, representa la enésima llamada de atención sobre la clase de sociedad en la que nos convertimos, en la que las calles de la Zona Metropolitana de Monterrey, las de Saltillo, las de todas las ciudades del país, están salpicadas de depredadores en insaciable búsqueda de víctimas.
También representa una lección sobre los costos de mantener, como lógica de vida y de convivencia, el interés propio y cómo hemos olvidado las bondades de la corresponsabilidad sobre nuestro entorno y sobre quienes nos rodean.
Sofía Abigail fue raptada a escasos metros de su vivienda, en Pesquería, Nuevo León, por un sujeto que le ofreció un juguete y la raptó. Casi 24 horas después y gracias a sus gritos, fue localizada en una vivienda en San Pedro.
El hecho de que haya sido localizada, aparentemente sana, es extraordinario y por ello debe celebrarse, ya que desgraciadamente la inmensa mayoría de los raptos, especialmente de niños tienen otro desenlace, muy trágico, y en algunos de ellos, las víctimas terminan acumulando semanas, meses y años como desaparecidos.
En este espacio no se pretende ninguna moralina, pero habría que darle vueltas a la idea de que si cada quién, en la medida de su capacidad e interés, aplicara un poco de esfuerzo para ser más atento y vigilante sobre lo que sucede en su entorno y, mucho más solidario y empático con lo que le podría suceder a su vecino; tal vez en la suma de miles de esfuerzos, podríamos construir otra clase de andamiaje de convivencia social, en la que los casos como el de Sofía Abigail no vuelvan a suceder y que los depredadores la tengan más difícil, mucho más difícil, para cazar a sus víctimas.
Piénselo, tal vez valga la pena un pequeño esfuerzo individual que sirva de ejemplo y se vuelva colectivo.