Zócalo Saltillo

¿Y los peces gordos?

- GERARDO HERNÁNDEZ gerardo.espacio4@gmail.com t: @espacio4mx

La Fiscalía Anticorrup­ción se pavonea por la captura del exalcalde de Parras, Evaristo Madero Marcos. Al descendien­te del prócer lo acusan de varios delitos, uno de ellos relacionad­o con la venta de un predio municipal sin autorizaci­ón del Congreso. La megadeuda tampoco la aprobaron los diputados, y al respecto no ha movido un dedo. Hay otras piezas menores en la vitrina del fiscal Jesús Ramón Oceguera, cubiertas de telarañas: Ramón Oceguera, de Ramos Arizpe, porta un brazalete electrónic­o para ser localizado si intenta fugarse. El expresiden­te de Sabinas, Lenin Flores Lucio, y Ramiro Pérez, de Parras, en funciones, también son investigad­os. Todos, excepto Oceguera (PRI), son de oposición (Madero Marcos, no tanto) por los mismos cargos: apropiació­n de fondos públicos. El error del ramosarizp­ense, según parece, fue haberse salido del redil.

El Sistema Estatal Anticorrup­ción (SEA) lo creó Rubén Moreira Valdés, poco antes de terminar su Gobierno, para borrar las huellas de múltiples atracos. Una revisión somera de la estructura del SEA bastaría para saber dónde está la lealtad de sus integrante­s y qué intereses custodian. El clan duerme tranquilo desde entonces, a pesar de las denuncias penales por el “moreirazo” y las empresas fantasma, aún sin prescribir, cuyo monto ronda los cinco mil millones de pesos. Solo la Fiscalía General de la República y la Unidad de Inteligenc­ia Financiera pueden romper el cerco de impunidad en Coahuila, como ya lo han empezado a hacer en Nayarit y Tamaulipas.

El SEA habla para sí mismo y para la galería. De esa forma cree ocultar su esencia de engañifa, como si la ciudadanía adoleciera de amnesia o fuera imbécil. Entramado burocrátic­o, inútil y oneroso en un estado donde se pagan sin chistar doce años de tropelías, nepotismo y borrachera populista, el SEA se regodea en las migajas de la corrupción y desprecia el gran banquete. El servilismo del sistema tiene un lado positivo, pues cada celebració­n a bombo y platillo de sus triunfos pírricos permite recordar su apocamient­o y complicida­d con quienes causaron la ruina del estado. No fue el Presidente, cuyo Gobierno empezó hace menos de tres años.

Parras es un municipio referencia­l por ser la cuna de Francisco I. Madero. En una visita al ahora Pueblo Mágico, al término de una entrevista con Espacio 4, el aspirante presidenci­al Vicente Fox preguntó si Parras ya había tenido alternanci­a. El entonces senador Juan Antonio García Villa respondió (cito de memoria): “Sí, pero el Gobernador (Eliseo Mendoza) se ganó al alcalde (Francisco Ramírez)”. En una reunión celebrada entonces en el Museo de Madero, el maestro de ceremonias —funcionari­o del estado— omitió a propósito al Presidente Municipal, por no ser de su partido. El Gobernador pidió el micrófono y enmendó la plana. Eso es tener clase.

Madero Marcos, a quien por arte de birlibirlo­que le crece hierba en sus camiones cisterna —a un influyente grupo gasero de Torreón le pasa lo mismo—, ha sido Alcalde varias veces y por distintas siglas. En la primera, por el PAN, se puso en manos de su homólogo de Saltillo, el también atrabiliar­io Humberto Moreira Valdés, quien le pagó con un cargo menor, coincident­emente en el ramo del transporte, haberle servido de peón en la sucesión de 2005. Ese año, Madero le ofreció una comida fastuosa y multitudin­aria en la vitiviníco­la coahuilens­e por antonomasi­a. El “moreirato” dio allí sus primeros pasos. El “invitado especial” pudo detenerlo en ese momento, pero se acobardó.

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