‘No hemos sabido llevar fe a jóvenes’
Señala monseñor Hilario que la pandemia debe impulsar a volver al amor de Cristo
El Obispo de Saltillo, monseñor Hilario González, aprovechó el Jueves Santo para hacer un enérgico llamado a rejuvenecer la Iglesia, logrando ser capaces de transmitir la fe a los más jóvenes, pues acepta que no se ha sido sabido contagiar el fervor a quienes conformarán la Iglesia del mañana.
“Qué pena que no hemos podido transmitir a nuestras familias y a nuestras generaciones más jóvenes la importancia del amor de Dios, que purifica y santifica; qué pena sería que esta tradición muriera con nosotros los viejitos”, expresó.
El jerarca de la Iglesia en Saltillo subrayó que el amor de
Cristo no es de ayer, no es de antier y no es una moda, sino que es lo más valioso y que se debe transmitir.
Señaló que ha sido doloroso que la pandemia no haya permitido llevar a cabo todos los rituales como tradicionalmente se hacía, pues incluso el lavatorio de pies, en el que año con año el celebrante lava los pies a 12 laicos que representan a los apóstoles, fue suprimido de la ceremonia para evitar el contacto físico.
“Pero esta situación límite no nos desanima, al contrario, nos hace voltear la mirada a aquel que nos ama hasta el punto de dar su vida por nosotros”, señaló el Obispo de Saltillo.
Y es que ayer en todos los templos el aforo fue restringido para evitar contagios de Covid-19 y a la población más vulnerable, como adultos mayores, mujeres y niños, se le pidió quedarse en casa, pero hasta allá
Esta situación límite no nos desanima, al contrario, nos hace voltear la mirada a aquel que nos ama hasta el punto de dar su vida por nosotros” Hilario González llegó el mensaje del amor en el servicio a través de las transmisiones en vivo.
Monseñor Hilario González aprovechó que los ojos de los creyentes están puestos en los oficios de la Semana Santa para elevar los decibeles de su predicación. Primero pidió durante la misa crismal a los sacerdotes no buscar privilegios y ahora exhortó a todos los que componen la Iglesia, desde sacerdotes y religiosos hasta laicos, rejuvenecerla, atrayendo a la sangre joven.