En su trabajo contratan a ¿trans?
La visibilidad de las personas trans, que celebramos hace poco en su efeméride mundial, es un ejemplo del ejercicio absoluto de los derechos humanos de una persona, porque le permite vivir en su identidad de género que le define verdaderamente, amén de su sexo asignado cuando nació, que son los genitales visibles cuando un bebé sale del vientre materno.
Esta disociación entre genitales e identidad de género, se llama disforia de género y es lo que lleva a una mujer u hombre a pensar en una transición que implique la transformación de su cuerpo y de su expresión sexual también. La mayoría de las personas trans muestran la expresión sexual de su identidad de género verdadera. O lo que se ha construido como lo que conocemos como identidad masculina e identidad femenina, que en realidad se relaciona con la forma en cómo nos vestimos y expresamos.
Los transexuales, transgénero y travestis son diferentes: los primeros hacen una adaptación de su cuerpo hacia el sexo género con el cual se identifican; los transgénero no necesariamente lo harán, pero mantienen esa pulsión de cambio latente y los travestis son personas que se caracterizan con ropas de su sexo género opuesto. En esta variante de género fluido podríamos encontrar a las drag queens, quienes propiamente no son travestis, sino que su performance tiene más relación con una interpretación artística que con el acto mismo de transformarse en el sexo género opuesto.
Las personas que no somos trans, somos cisgénero. Como les comentaba hace algunas columnas, yo me defino como una mujer cisgénero, heterosexual. Esto quiere decir que no soy trans y que me gustan los hombres (hasta ahora...).
Hace unas semanas impartí un taller de dos sesiones en una empresa muy moderna y que contrata a personas diversas, o está abriendo poco a poco su política para ello. La persona que me consultó me dijo que, la razón por la que necesitaba que hablara en su compañía, era para concientizar sobre el conocimiento de las personas trans; una mujer que está en su plantilla desde hace dos años es trans y también porque había entrado un nuevo elemento que ellos pensaban que era un hombre trans.
Al ser también muy pocos empleados, me percaté que el supuesto trans, es sólo una persona que en sus ratos libres se dedica a los shows de drag queens, y aunque no se encuentra en el circuito de los concursos aún, ofrece espectáculos en fiestas, y se podría decir que más allá de una identidad de género, el draguismo se relaciona a la expresión sexual. Sin embargo es preciso cuidar las formas y protocolos con las personas trans para proteger sus derechos humanos y sexuales y su vida privada.
En el taller conversatorio vimos situaciones que se relacionan con la gente trans y sobre las cuales debemos sensibilizarnos, como las de: la persona trans no debe de anunciar ni dejar en claro a nadie que “antes fue hombre o mujer”. Debemos asumir a esa persona y respetar su identidad y expresión sexual, así como es necesario dirigirnos a ella o el con sus pronombres adecuados. Si no sabemos cuáles son, lo que pasa mucho con la banda género fluido, habrá que preguntarlos con cortesía y tacto. Tampoco es prudente preguntar sobre si se han operado, o removido los genitales, o qué tipo de procedimientos se ha realizado y ante todo, protegerles de la violencia transfóbica y la réplica de la violencia de género machista y transfóbica.
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