Guía Carrington camino con sus cartas del tarot PUBLICAN LIBRO CON SUS ILUSTRACIONES
Muestran uno de los lados más esotéricos de la pintora surrealista
A más de 100 años de su nacimiento y una década de su partida, Leonora Carrington, artista surrealista, aún tiene obras desconocidas por el público: pintó su propio tarot.
La creadora realizó su versión de las 22 cartas de los Arcanos Mayores, una parte clave en el mazo, que ahora son reproducidas en el libro The Tarot of Leonora Carrington, editado por Fulgur Press, en el Reino Unido.
Estas pinturas fueron descubiertas por la historiadora de arte Teresa Arq en 2017, cuando preparaba la curaduría de la muestra Cuentos Mágicos, que se expuso en el Museo de Arte Moderno (MAM).
“Fui a visitar a un coleccionista para ver otra pieza y pedírsela en préstamo para la exposición y ahí me topé con el tarot; fue una maravilla descubrirlo”, cuenta en entrevista Arq, experta en Carrington.
“Sabía, por supuesto, que estaba muy interesada en el tarot, y ella utiliza mucho la simbología a lo largo de su vida, pero no tenía idea que había pintado su propio juego de cartas”.
El coleccionista las adquirió directamente a la artista, señala Arq, y antes no habían sido registradas en alguna muestra o catálogo. De las 22, dos están fechadas en 1955.
Las pinturas se exhibieron por primera vez en 2018 cuando Cuentos Mágicos abrió en el MAM.
El libro contiene una introducción de Gabriel Weisz, hijo de Carrington y el fotógrafo Chiki Weisz, y un ensayo en coautoría entre Arq y la historiadora de arte estadounidense Susan L. Aberth, autora de Leonora Carrington. Surrealismo, alquimia y arte.
“Ambas tuvimos que repensar las obras de Leonora Carrington”, externa Aberth, también experta en arte latinoamericano y africano. Porque, una vez que conocimos estas pinturas, ya vimos el tarot por todos lados: en sus cuentos, dibujos, pinturas, esculturas; fue impactante”, dice en entrevista.
Weisz llegó a conversar con su madre sobre el tarot, y le manifestó que para ella era una forma de comunicarse con su sique.
La artista, comparte su hijo, también utilizaba el I Ching e incluso esculpió fichas de madera de este juego.
“(El tarot) le servía como una especie de viaje por terrenos que no se limitan a lo real, sino por diferentes lugares de su propio ser interno”, cuenta Weisz. “Era lo que le importaba más. No era un universo externo o abstracto, sino interno y muy concreto”.
La inspiración
Las 22 pinturas demuestran que en su etapa madura como artista se inspiraba discretamente en el tarot, resalta Aberth, mientras que en la etapa temprana es la alquimia.
“Para Leonora no sólo era el tarot, también la astrología, la cábala, la alquimia, todos eran diferentes caminos para tratar de entender el universo”, reflexiona Arq.
Por otro lado, la artista leía las cartas y abordaba el tema con sus amigos como Remedios Varo o Pedro Friedeberg, apunta Arq; de ella aprendió el artista Alejandro Jodorowsky.
Los elementos del tarot están en pinturas como Transferencia (1963), de la colección del Tate Modern, y La maja del tarot (1965), un retrato de María Félix que viste con una tirada completa de las cartas, enumera Arq.
A lo largo de su vida, el tarot formó parte del contexto de Carrington. Arq explica que, en Inglaterra, la artista creció en una época de renacimiento del ocultismo.
Además, el tarot era importante para los surrealistas, por ejemplo, André Bretón lo estudió profundamente y es una referencia en su poemario Arcano 17.
“Creemos que ella percibía el tarot no como juego de adivinación, sino como un modelo del universo y un camino de conciencia”, subraya Arq.
El tarot se compone de 78 cartas; 22 son los arcanos mayores, que representan los pilares de la vida, y 56 son arcanos menores, dirigidos a situaciones profanas.