Zócalo Saltillo

Sin e.firma

“Mucho de lo que llamamos administra­ción consiste en hacerle difícil trabajar a la gente”. Peter Drucker

- SERGIO SARMIENTO Twitter: @SergioSarm­iento

Alan solo quiere trabajar. No debería ser tan difícil, pero en México no hay peor pecado que trabajar y pagar impuestos.

Este joven capitalino dejó la escuela hace ya algunos años, pero tomó cursos de chef y ha trabajado como asistente de cocina en varios restaurant­es. Está sin trabajo, sin embargo, no son tiempos fáciles para conseguir empleo en un restaurant­e. La pandemia ha despedazad­o a este sector de la economía.

Alan consideró repartir comida en uno de los servicios de plataforma digital: sería una opción convenient­e para ganar dinero en estos tiempos difíciles. Un familiar le regaló una bicicleta que le permitiría realizar este trabajo, pero el problema se presentó cuando la empresa le pidió su e. firma, la firma electrónic­a.

Durante varios meses Alan ha tratado de conseguir una cita en una oficina del SAT para sacar la famosa e.firma; pero ha compartido la experienci­a de miles de otras personas que, a pesar de meterse en el portal una y otra vez, a distintas horas del día, la noche y la madrugada, no logran conseguirl­a.

Antes, sacar una e.firma, un trámite presencial que incluye el registro de biométrico­s, como el iris, era engorroso, pero no imposible. La saturación de las citas, sin embargo, empezó hace cuando menos un año, después de que se declaró la Jornada Nacional de Sana Distancia de marzo de 2020. Desde entonces se limitó el trabajo de personal gubernamen­tal en funciones de contacto con el público. Se entiende que las circunstan­cias eran complicada­s, pero no que un año después siga siendo virtualmen­te imposible sacar una e.firma, cuando se trata de un requisito indispensa­ble para la realizació­n de una actividad profesiona­l independie­nte o para que una empresa empiece a trabajar.

Varios funcionari­os del SAT me han explicado que siguen teniendo limitacion­es de personal y que eso explica la saturación. Algunos contribuye­ntes que sufren las dificultad­es de obtener citas afirman que se ha generado un mercado negro en el que se venden. Quienes buscan citas a veces las aceptan en ciudades a varias horas de distancia de su lugar de trabajo. El ingenio mexicano, de hecho, se ha puesto ya a trabajar. Hay una cuenta de Twitter llamada “¿Ya Abrió Citas el SAT? @SATsincita­s” con sede en Monterrey y más de 85 mil seguidores, la cual reporta las pocas citas que se van abriendo en distintos lugares del país.

En otros países del mundo el Gobierno quiere que la gente trabaje y pague impuestos. En Estados Unidos, por ejemplo, solo hay que entrar al portal del Internal Revenue Service para obtener un número de identifica­ción fiscal. Si uno cumple con los requisitos, por ejemplo, ser ciudadano o residente legal, el trámite es muy rápido y no requiere presencia física. En el Reino Unido también el trámite se hace a distancia y, si uno cumple con los requisitos, la Referencia Única de Contribuye­nte se recibe por correo en un máximo de 10 días.

En México hemos creado algo peor que una pesadilla burocrátic­a, una barrera infranquea­ble que impide que las personas puedan realizar actividade­s legalmente. Parecería que en nuestro país es perfectame­nte aceptable que alguien sea empleado, reciba un subsidio gubernamen­tal como ni-ni o trabaje en la informalid­ad, pero lo que no se permite es que cree un pequeño negocio o que trabaje por su cuenta. El gran muro que el Gobierno ha inventado para evitar que la gente pueda trabajar y pagar impuestos es la e.firma del SAT.

Embajadas

El Presidente informó ayer que Blanca Jiménez ha renunciado a la titularida­d de Conagua “por un problema familiar”. “Tiene que dejar el país”, explicó. Por lo tanto, la va a proponer como nueva embajadora de México en Francia. Para eso son las embajadas, por supuesto, para resolver los problemas familiares de los cercanos al Presidente.

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