‘Diferentes campañas’
Ahora mismo en nuestro país y nuestro estado, se desarrollan de manera paralela dos campañas masivas, complejas y determinantes para la sociedad, las cuales por una parte son coincidentes, al involucrar derechos fundamentales de los gobernados, pero distintas, dada la finalidad y el tipo de derecho que estas constriñen.
Por un lado, las campañas electorales buscan involucrar al ciudadano para que este ejerza su derecho a votar en la renovación de los 38 ayuntamientos que integran nuestro estado, así como de las diputaciones federales que nos representan en el congreso de la unión. Y, por otro lado, la campaña de vacunación anti-Covid, que se supone garantiza el derecho a la salud.
Tal cual lo advertía antes, ambas campañas implican una movilización masiva, el uso de recursos públicos y la participación decidida de la ciudadanía para cumplir sus fines. Sin embargo, en la dinámica de ejecución de estas campañas, en la electoral, los partidos y sus candidatos saldrán a buscar a los ciudadanos para convencerlos a votar por sus propuestas; mientras que en la de vacunación, por desgracia, deberá ser la ciudadanía quien desde ahora empieza a buscar hacer efectivo su derecho a la salud, mediante una vital vacuna.
Hasta aquí todo podría ser comprensible, justificable y hasta normal. Siempre y cuando nuestros gobernantes abandonaran la intención de aprovecharse políticamente de las cuestiones de salud, o dicho de otra forma, de mezclar indebidamente un derecho con otro, condicionando de alguna manera el acceso a la salud a cambio del voto.
Para quien crea que es remota la posibilidad de que quienes ahora nos gobiernan intenten manipular la conciencia ciudadana aprovechándose de la necesidad de salud que ahora vivimos, le recuerdo que el diseño de las etapas de vacunación antiCovid, extrañamente coinciden con las ya establecidas campañas de proselitismo y de organización del proceso electoral.
Es decir, que por alguna causa se proyectó que la campaña de vacunación diera inicio en diciembre de 2020, fecha en que arrancó el proceso electoral. Y que precisamente se tiene previsto que para junio, quede vacunado un universo de poco más de 47 millones 218 mil personas, que estas representan a más de la mitad de las 92.2 millones de personas que estarán en condiciones de votar el 6 de junio.
Y que eso no es todo, ya que será hasta la última etapa, que vendrá después de junio mes de elecciones, la fecha en que se vacunará al resto de la población: niñas, niños, jóvenes y adultos menores. Que precisamente son los que menos participan en un proceso electoral.
En fin, ante tal indicio y fundados en ese temor, es que debemos ser los ciudadanos quienes con nuestro voto, tengamos que hacer entender a los gobiernos federal, estatal y municipal; a los partidos y candidatos; a las autoridades electorales, medios de comunicación y a cualquier líder de opinión, que no permitiremos que en ambos procesos ocurran interferencias engañosas, o cruces indeseados de información manipuladora, ya que de lo contrario el derecho político ciudadano de votar se ejercerá contra el que intente transgredir el de acceso a la salud cualquiera que sea su forma.