Zócalo Saltillo

Discrimina­n a niñas antes de nacer

- ELIA MARTÍNEZ RODARTE elia.martinez.rodarte@gmail.com

Un tema controvers­ial esta semana ha sido la discusión sobre las fiestas de revelación de género, que por lo general se trata de avisarle a la familia y al mundo, cuál será el sexo de un niño o niña antes de nacer. Ante la evidente genitalia, es cuando se determina si es niño, porque tiene pene y testículos visibles, y niña, cuando es visible que posee una vulva.

Bajo un sistema patriarcal como el que vivimos, parir a un niño es preferente, debido a que transmite el linaje y el apellido, lo que eso quiera decir en nuestros días. Una niña no es lo deseable, al menos en el primer hijo. Pero recibí varios comentario­s a partir de una publicació­n en mi página de Facebook, en donde muchas mujeres se quejaron sobre sus embarazos cuando revelaron a la gente a su alrededor el sexo de su bebé. Sus esposos querían tener niños varones.

Una lectora me escribió y dijo: “Eso (la revelación del sexo de un bebé) debe ser en privado para evitar sorpresas de que el papá o mamá se desilusion­en. Yo viví siete meses de estrés, esos siete meses esperábamo­s una niña, Valentina era su nombre, mi esposo no quería ni tocar mi vientre mientras la bebé se movía, me daba una tristeza enorme, y eso llevaba a peleas, llanto de mi parte y que me dejara ahí en llanto abierto. Total, llegó el mes del eco 3D para ver su carita, ya ahí con el doctor, pregunta ¿cómo se llama bebé? Y yo: Valentina, y él, pues llámenle Valentín porque es un niño, miren y acerca el puntero y sus dos grandes testículos y un pene que sobresalía, mi cara de ¡what! ojos pelones, enmudecí y mi marido saltó de la emoción y grita: ‘…¡siii un rayado más en la familia. Gracias, gracias doctor!’, él le decía una y otra vez…

En fin, salimos de ahí y directo a la tienda al departamen­to de bebés lleno hasta el tope de ropita azul, mil cosas, baloncitos, sonajas, chupones… Yo seguía en shock. Esos meses de tristeza terminaron de tajo, no tenía él dónde ponerme porque llevaba en mi vientre un varón, halagos, regalos, paseos, antojos, un sinfín de atenciones. Y el día llegó, en febrero de 2008, rompí fuente, a las 9 fuimos al hospital y hasta las 8 de la noche nace, un precioso y grande bebé, sin cabello, sin cejas, sin pestañas, blanco como la nieve. Andrés, es su nombre. Cada vez que veo esos videos en donde el papá se enoja porque es niña tengo ganas de agarrarlo de los pelos”…

Los deseos de tener una niña o un niño, al manifestar­los a la embarazada por ejemplo, ya le están dejando en claro la violación a los derechos de la criatura que ni siquiera ha nacido.

Es importante ser sensible con el tema del sexo del bebé, porque lo esencial es que llegue al mundo una niña o un niño saludables y con capacidade­s de tener una buena calidad de vida debido a una gestación armoniosa dentro del cuerpo de su madre.

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