Zócalo Saltillo

Los hombres deben detener la violencia

- ELIA MARTÍNEZ RODARTE elia.martinez.rodarte@gmail.com

Cuando hablo de violencia de género, que es la que se realiza en perjuicio de las mujeres por su condición de ser mujeres, muchos señores me preguntan, entonces, ¿qué pasa cuando ellos son violentado­s por mujeres?, sean sus compañeras, novias, esposas, hermanas o madres.

La violencia debe detenerse en todos los escenarios. Pero en el caso de los hombres que me preguntan que qué hacen respecto a relaciones violentas en las cuales ellos son agredidos, les contesto lo mismo que le diría a quien sea: es preciso alejarse de esa persona de inmediato. No es admisible y, con mayor razón, cuando se llega al contacto físico.

No empujones, no gritos ni escándalos en la calle o en las redes sociales, ni bofetadas o golpes, porque las manifestac­iones violentas tienden a ir in crescendo. Si un hombre es agredido por una mujer, es preciso alejarse de inmediato y no responder. Cualquier acción, incluido repeler la agresión, será usado en tu contra.

Me escribe un lector de mi página contándome lo siguiente: “Soy Juan Carlos (…), he sido seguidor tuyo y tengo 39 años… Recienteme­nte he terminado una relación de la peor manera, creo. Ella es separada, tiene dos hijos de 7 y de 12, a los que no conocí, pues ella vive aún con el padre de ellos, y no quería causarles ruidos a sus hijos. Llevaba algunos meses ya molestándo­se de todo. Al regreso de un paseo en bici me colmó el plato, le dije que “se fuera a la … y que no tenía ya cabida ahí.

“Ella comenzó a hacer ademanes extraños, como dije, yo ya estaba exacerbado, le arrebaté la bici, en la acción, la pagué con la bici y pegó contra la puerta rayándose. Me escribió que yo era uno más de la lista de agresores, que le diría a todos cómo la retuve, la humillé, la maltraté física, psicológic­a y verbalment­e. Le dije que no había tenido intención de agredirla, pero sí que estaba desesperad­o por la forma en que ella arreglaba sus conflictos dejándome de hablar días y luego diciéndome que todo estaba bien. Que me daba las gracias por no haberla acuchillad­o con mis navajas y de no haberla herido gravemente, yo no colecciono cuchillos.

“Me mandó todos y cada uno de los obsequios y me ha bloqueado de todo. Yo decidí ir a terapia, porque me da un poco de miedo concebirme a mí mismo como persona violenta… No es que considere normal esta violencia de ambos, pero creo que aún se puede rescatar si estamos dispuestos a ello. La pregunta es, ¿debo albergar alguna posibilida­d de salvar esto?”.

Yo le contesté a Juan Carlos lo siguiente: Has logrado salir de una situación potencialm­ente peligrosa. Entiendo tu frustració­n al no cumplirse tus expectativ­as de pareja. Pero si persistes, estarás en una relación abusiva en la cual puedes salir afectado tú. Entre ustedes ha habido una enorme hostilidad, obviamente ha existido mucha tensión, pero te pido que hagas un balance entre lo que en verdad quieres y puedes tener. ¿Quieres estar en pareja a costa de ti mismo?, ¿quieres estar en paz?, ¿deseas seguir romantizan­do esa violencia? Yo no sé si sea factible que regresen, creo que sí, pero tendrías que adaptarte a esquemas abusivos que no son convenient­es para nadie.

En este caso piensa siempre en ti y en tu seguridad. Si tomas terapia, encamínala a sanarte a ti mismo primero. Veo en esas conductas de tu ex a una persona un tanto extraviada en sus expectativ­as hacia ti en un ejercicio de violencia psicológic­a del que te hace víctima.

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