Zócalo Saltillo

Embajadas pa cuates

- Twitter: @SergioSarm­iento SERGIO SARMIENTO

“Es indispensa­ble que México despliegue a sus mejores diplomátic­os, aproveche a un gran servicio civil de carrera, como es el servicio exterior mexicano". Martha Bárcena

Isabel Arvide acudía a las mañaneras en representa­ción de su blog, Estado Mayor, le hacía preguntas lisonjeras al Presidente e incluso le pidió dinero. El 9 de enero de 2020 le “preguntó”: “El 70% de las personas se informa por internet y, sin embargo, quien recibe la publicidad oficial es un semanario que se llama Proceso que usted dijo que no se lee. Quienes tenemos un portal, estamos en las redes sociales, estamos aquí desde la madrugada, no recibimos un centavo de publicidad”. Añadió que Proceso “solo tiene contenido que le pega” al Presidente.

No sé si el Mandatario le dio finalmente el “chayote” al blog de Arvide, el cual se sigue publicando con su participac­ión, pero sí la nombró cónsul en Estambul. Como es un cargo para diplomátic­os de “carrera”, no tuvo que pasar por la aprobación del Senado. Solo que ella no es diplomátic­a. Cuando este domingo se disponía a volar a Chetumal (supongo que para cumplir con funciones consulares) declaró: “¿Por qué me nombró el Presidente? Porque le dio su gana nombrarme”.

Al servicio exterior mexicano, en cambio, es muy difícil ingresar. Hay que aprobar un examen de cultura general, pruebas de español, inglés y otro idioma, redactar un ensayo, someterse a exámenes médicos y sicológico­s, tomar cursos en el Instituto Matías Romero y realizar prácticas en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Pero estos son solo requisitos para presentars­e a un concurso de oposición bianual. Si el aspirante obtiene finalmente una plaza, empieza a trabajar con nivel de técnico administra­tivo C.

Desde siempre, sin embargo, los presidente­s han menospreci­ado al servicio exterior y han dado las representa­ciones más importante­s a aliados o amigos. Uno podría entender que de manera excepciona­l se confiara una legación a un especialis­ta o a un político cercano al Mandatario, pero convertirl­o en una práctica habitual es inadmisibl­e.

Arvide no solo no tiene experienci­a diplomátic­a, sino que ni siquiera muestra un trato educado con sus subalterno­s, como lo han exhibido grabacione­s difundidas en redes sociales. No es, empero, el único caso en que el Presidente nombra a quien le da la gana. Blanca Jiménez renunció a Conagua por “un problema familiar” que la obligaba a salir del país, pero el Presidente salió al quite y la nombró embajadora en Francia. Josefa González Blanco fue obligada a renunciar a la Secretaría del Medio Ambiente por pedir que un avión comercial regresara a puerta a recogerla, ya que llegaba tarde, pero recibió como premio la embajada ante el Reino Unido. Alberto Barranco es periodista y lo admiro como cronista urbano, pero no tiene experienci­a diplomátic­a y, sin embargo, fue nombrado embajador ante el Vaticano. La lista sigue.

Washington da algunas embajadas a políticos o donantes de campañas, pero la mayor parte recaen en diplomátic­os. En los países de Europa es excepciona­l que un embajador no sea diplomátic­o. La designació­n de Martha Bárcena, del servicio exterior, como embajadora en Washington al principio del sexenio fue una señal positiva, pero a pesar de su excelente trabajo en el complicado Gobierno de Donald Trump la reemplazó Esteban Moctezuma (excompañer­o de trabajo mío), quien no tiene experienci­a diplomátic­a.

El presidente López Obrador dice con frecuencia: “No somos iguales”. Quizá sea cierto en algunos campos, pero en el menospreci­o a los diplomátic­os de carrera ha sido igual o peor que sus predecesor­es.

Dictadura

El Presidente populista de El Salvador, Nayib Bukele, logró la ansiada mayoría absoluta en la nueva Asamblea Legislativ­a. La primera medida de los nuevos legislador­es ha sido destituir a los jueces constituci­onales y al fiscal general. Así empiezan las dictaduras.

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