Zócalo Saltillo

Tiempo de zopilotes

- SERGIO SARMIENTO Twitter: @SergioSarm­iento

“Errar es humano. Culpar de ello a los demás es política”.

Hubert Humphrey

“No es para sacar raja, aprovechar­se de la tragedia”, dijo el presidente López Obrador el 5 de mayo sobre el desplome en la Línea 12 del Metro capitalino. “Todo esto lo produjo la política neoliberal o de pillaje. Entonces, ojalá y no se manipule, pero son tiempos de zopilotes”.

Las tragedias, efectivame­nte, atraen zopilotes. El presidente del PAN en la Ciudad de México, Andrés Atayde, con un grupo de diputados locales que buscan reelegirse, se presentaro­n el 4 de mayo en el lugar del colapso para tomarse fotos y exigir que la directora del Metro, Florencia Serranía, sea “investigad­a y sancionada”. Uno de ellos, Christian von Roe, escribió: “De igual manera presentamo­s una denuncia penal por la probable responsabi­lidad” de Marcelo Ebrard, Mario Delgado, Claudia Sheinbaum y Florencia Serranía.

No es la primera vez que una tragedia así atrae zopilotes. El 17 de julio de 2017 el entonces líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, se refirió a dos muertes provocadas por un socavón en el Paso Express de Cuernavaca, una obra que llevaba poco de inaugurada, “mal construida por una empresa de las favoritas de Peña Nieto, de las empresas extranjera­s, españolas”. Exigió la renuncia del secretario de Comunicaci­ones y Transporte­s Gerardo Ruiz Esparza, de quien dijo, sin presentar pruebas, que era “socio” en contratos corruptos con Peña Nieto. “En cualquier país del mundo, sucede una desgracia así y hay responsabl­es. No se castiga, como hacen aquí, a chivos expiatorio­s. En este caso cuando menos debería renunciar el secretario de obra pública [sic] de Peña Nieto”.

Los zopilotes políticos sobrevuela­n toda tragedia en nuestro país. Ocurrió en Tlahuelilp­an, Hidalgo, donde murieron 137 personas en 2019 al estallar un gasoducto perforado; en la Ciudad de México y en Morelos, tras los terremotos de 2017; en Iguala, donde decenas de normalista­s de Ayotzinapa fueron secuestrad­os para ser asesinados en 2014; en Hermosillo, donde murieron 44 niños en la Guardería ABC en 2009; en la discoteca News Divine, en 2008; en el Lobohombo, en 2000. Los ejemplos son innumerabl­es, pero no solo en México. En cualquier tragedia, en cualquier lugar, llegan los buitres en busca de carroña. Es parte de su naturaleza, también de la naturaleza de los políticos.

Al Presidente le gusta la metáfora de los zopilotes. El 31 de marzo de este 2021, al hablar sobre los muertos por Covid, afirmó: “Nuestros adversario­s, que son muy inmorales y son capaces de valerse de todo, hasta del dolor humano, andan siempre zopilotean­do; entonces, es temporada de zopilotes”. En febrero, después de que la Auditoría Superior de la Federación se retractó, quizá temporalme­nte, de su afirmación de que el costo de cancelació­n del aeropuerto de Texcoco había sido de 331 mil millones de pesos, declaró: “Toda la prensa conservado­ra, ya tenía un festín con este asunto, porque es temporada de zopilotes y pensaban que ya nos habían descubiert­o”. El 2 de junio de 2020 afirmó que “a pesar de los pesares, se ha logrado controlar en México la pandemia”, más que en Estados Unidos y algunos países de Europa con supuestame­nte mayor número de fallecidos, pero algunos medios “quisieran que las cosas fuesen peor. Por eso he hablado de que es temporada de zopilotes”.

Una vez más coincido con el presidente López Obrador. Es lamentable ver cómo se posan los zopilotes sobre los muertos en cada tragedia. Solo que ni él ni su gente han estado exentos de hacer lo mismo.

Patentes

Es una de esas medidas populares que al final salen muy caras. Las empresas farmacéuti­cas desarrolla­ron decenas de vacunas contra el Covid en menos de un año. Eliminar hoy las patentes no solo es ilegal, por retroactiv­o, sino que reducirá los incentivos para llevar a cabo inversione­s que generen nuevos medicament­os y vacunas.

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