Reconcilian dos artistas su obra y la maternidad
Regresan las creadoras Ambar Kappes Vargas y Talía Barredo a sus procesos después de una pausa
Para las artistas visuales Talía Barredo y Ambar Kappes Vargas, la maternidad fue un cambio inmenso en su vida. Más allá de la llegada de un niño, está también el trabajo que se trunca ante nuevas prioridades. Una de ellas fue la creación que, para ambas, supuso un cese de años.
En esa pausa, la pandemia de Covid-19 fue también un momento de poner las cosas en perspectiva y, plantearse, un reencuentro con el proceso creativo. Una mirada rápida al pasado y una planeación del presente de donde surgieron dos exposiciones de cada una: En Medio del Proceso, de Kappes Vargas, y 8 Años en 8 Minutos, de Barredo, que actualmente se exponen en la Taberna El Cerdo de Babel.
Inauguradas el pasado jueves, estas muestras son dos series disímiles entre ellas porque, además de ser artistas distintas, también lo son los materiales y técnicas de su trabajo. Mientras que Kappes Vargas recurre al dibujo, Barredo, de forma fortuita, retrocedió al pasado, tomó fotografías olvidadas en una caja y las renovó gracias sus intervenciones y las de su hijo.
Para esta última, 8 Años en 8 Minutos, es “la reconciliación de mi trabajo como mamá con mi trabajo artístico”, pues agrega que mientras repasaba estas instantáneas que pueden tener más 10 años o más, pensó que “debí reconciliarme con eso, esas fotos, porque sé que cuando las guardé ya no me identificaba para nada con esa serie, porque ya no era ella”, sin
embargo, “ahora que las vi de nuevo sí dije 'oye, están bien chidas', un poco por el tiempo y los ojos que las ven a lo lejano y además con la vista del desconocido”.
Sin prejuicios
Por ello, ese reencuentro la hizo ahondar más en esas impresiones que poco a poco revelaron temas interesantes que, en su momento, no tenían, pero que “por alguna razón guardé, y que sé que ahora, el proyecto del que formaban parte, se reveló: uno con mi hijo”, como apuntó la curadora y fundadora de Liquen, Agencia de Arte.
Ese trabajo creativo fue, sin embargo, uno hecho a cuatro manos, en compañía de Iker, su hijo, quien alguna vez le dijo “mamá, a esta foto le hace falta un dibujo” y, a partir de ahí, inició un diálogo entre madre e hijo por medio de las imágenes y los agregados que ahora poseen.
Desde hilos que resaltan y recorren los caminos en el cielo que entablan los cables eléctricos de la ciudad hasta dinosaurios de juguete que invaden las calles de Saltillo, pues al fin y al cabo ¿no es la capital de la tierra de dinosaurios?
“Creo, ahora, que este reconocimiento de la Talía del pasado con la Talía del presente, es a través de él, porque yo lo veo crear, sumamente libre, sin prejuicios artísticos de composición, color ni nada, porque él no tiene que quedar bien con nadie, y al mismo tiempo no tiene las prácticas artísticas de ir buscando el fondo y la forma, porque su trabajo es.
“Por eso creo que lo valioso de aquí es que es libre, y a mí me emocionó mucho eso, por eso yo me atreví a crear viéndolo a él. Para mí fue reconocer ese paisaje que capturé en una foto y que en algún momento a mí me había movido mucho espiritualmente”, comentó Barredo.
Las exposiciones se encuentran actualmente en la Taberna El Cerdo de Babel, y muestran los procesos creativos de dos artistas que, al fin, se atreven a mover las ideas dentro de ellas, “calentar la mano” y ponerlas frente a los ojos de todos los visitantes del lugar.