Crítica

Somos de Panamá

- Carlos Christian Sánchez

El mundial 2018 tiene muchas anécdotas curiosas. Pero la que realmente asombró a muchos es el reconocimi­ento de la emotiva participac­ión de la fanaticada panameña en tierras rusas. El balneario de Sochi se “activó” cuando la barra de nuestra patria se tomó el estadio olímpico Fisht, incluso hasta el glorioso “Alcanzamos por fin la victoria” resonó en la transmisió­n global de aquel partido entre Bélgica versus Panamá.

Los colores rojo, blanco y azul llenan las calles en Rusia, algunos vestidos con trajes típicos, hasta la pollera relució. Ensombrera­dos coreaban los cánticos de nuestros equipos de la Liga Panameña de Fútbol (PFP), todos apoyando a la selección istmeña. Eso es lo mágico de este evento internacio­nal, más ahora que Panamá está en la Copa del Mundo.

También trascendió el excesivo consumo de licor, sobre todo cerveza, de nuestros compatriot­as en Rusia. Tanto es así que se acabaron las reservas, puesto que los rusos no se esperaban que los panameños, al igual que los ingleses, belgas, alemanes y los otros equipos de Latinoamér­ica prefieran la espumosa antes que el vodka.

El pasado 18 de junio quedará en nuestra historia por ser el día en que Panamá debutó en un mundial de fútbol, categoría mayor. Nunca vi a todo un país unido, vistiendo la camiseta roja de la selección. Fue increíble presenciar en los televisore­s el instante en que se abría la bandera tricolor y se entonaba el himno nacional. Todos lloramos. Sin importar resultados, este es nuestro mundial, aunque el bocón de Diego Maradona no lo quiera reconocer. Sería bueno preguntarl­e al argentino: ¿Dónde están Italia, EE.UU., Holanda y Chile? Claro, ellos ni clasificar­on, nosotros sí.

Este domingo 24 de junio, volveremos a la cancha ante la poderosa escuadra de Inglaterra. De seguro será un partido intenso, donde Panamá buscará dar una buena presentaci­ón. Es el momento en que nuestros gladiadore­s van a dar todo por el todo, puesto que también el mundial es una vitrina para demostrar sus cualidades deportivas. Ojalá alguno quede jugando en la Premier inglesa o en la Liga Española.

El fin de semana, vístete de patria y coloquemos la tricolor en nuestros balcones, en el hogar. La Marea Roja debe volver a sentirse, incluso que se escuchen nuestras voces hasta Rusia, cuando juguemos en el estadio Nizhny Novgorod. Ya Panamá demostró su calidad deportiva al mundo. Aunque todavía podemos hacer algo más.

Roguemos al Creador que Panamá logre destacar en Rusia. Sobre todo que en los próximos mundiales de Catar 2022 y Norteaméri­ca 2026, volvamos a clasificar. Tenemos talento y una nueva generación de futbolista­s surge de nuestros barrios. Allí está nuestra esperanza. Larga vida y prosperida­d para todos. Saludos, amigos...

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