Crítica

Dejó la vida en el atraco

- William Sala

El asaltante que ingresó armado y gritando al chofer y pasajeros de una "chiva" que se iban a morir, recibió tres tiros que disparó un teniente del Servicio de Protección Institucio­nal (SPI).

El oficial era uno de los 21 pasajeros del bus que ayer, martes, fueron asaltados antes de la salida del sol, en San Juan, de Pacora, con destino final El Parador, Pedregal.

La escena era dura, de rostros con lágrimas e indignació­n, pero en medio de la crisis, caminaba en círculos, algo alterado y moviendo los dedos de la mano izquierda, el teniente, en, aparente, actitud de quien todavía tiene la sensación de jalar del gatillo.

Otro pasajero, estudiante de Derecho, de 27 años, firme como un árbol Panamá, explicó que eran tres delincuent­es y que uno, el que portaba un cuchillo, se desplazó al final del vehículo; otro sostenía una bolsa en la que recogía el dinero, carteras y celulares. Mientras que el que estaba amado se colocó junto al conductor y gritaba y amenazaba con matar.

A pesar del miedo, este joven de leyes, en un destello de sagacidad que pudo pagar con la vida, escondió la cartera debajo de la pierna derecha y entregó el teléfono celular al criminal desafiante que exigía el dinero.

Después de este acto se bajaron los antisocial­es y se produjo el intercambi­o de disparos en el que el oficial hirió al ladrón que tenía el arma de fuego, en varias ocasiones: en el tórax, la tetilla derecha y antebrazo. A otro del grupo, en el muslo derecho; el tercero resultó ileso.

El chofer, una mujer robusta, que tenía trenzas, tuvo la oportunida­d de moverse justo antes de atravesar una bala el parabrisas frontal del autobús.

Terminado el tiroteo, en la calle principal de San Juan era jalado por los compañeros el más herido, pero al notar que había muerto, desistiero­n, recuperaro­n el arma de fuego y se retiraron.

Los cómplices abordaron un vehículo taxi, supuestame­nte el

mismo auto que los llevó a la barriada.

Al final, siete de los veintiún pasajeros optaron por retirarse a sus casas, otros tres actuarán como testigos, y el resto retomó el camino al trabajo.

Ambas ventanas, la del chofer y copiloto, están estalladas también por proyectile­s de balas, secuela del enfrentami­ento.

Compañeros de la piquera de buses de la Cooperativ­a San Cristóbal de Chepo, detallaron que la demora en el recorrido que realiza el autobús en la

comunidad, los alertó y los obligó a ingresar y revisar encontránd­ose con los hechos.

No es la primera vez que se da un robo en el área. Los lugareños consideran que falta más seguridad y que la Policía Nacional “se ha dormido” al prestar menos atención al robo común y corriente que afecta a la gente humilde. Los uniformado­s explicaron que no se dan abasto, la demanda es alta.

Los usuarios de transporte público se enfrentan a constantes peligros.

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En la foto, parte del escenario del atraco. En el piso, uno de los delincuent­es.
Edward Santos Crítica Foto En la foto, parte del escenario del atraco. En el piso, uno de los delincuent­es.

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