Diplomacia con signo Vaticano
La iglesia católica, dos veces milenaria, Madre y Maestra, como la definió Juan XXIII en su histórica encíclica, tiene un largo pasado de experiencias acumuladas en sus relaciones con naciones y gobiernos de todas las tendencias y con sus dirigentes. No siempre las conductas de los sumos rectores del Vaticano han merecido aplausos. Casos ha habido, y más de uno, en los que han sido justamente criticados.
Pero en su momento actual, liderada por un pastor de excepción, el papa Francisco, la voz de la iglesia ha vuelto a tener respeto y aceptación como orientadora de conductas donde los altos valores de la justicia, la solidaridad y la fraternidad humana deben ser el principal referente.
La labor peregrina del papa argentino se ha proyectado no solo en los países de reconocida militancia católica; también se ha extendido a alimentar espiritualmente a países en los que las creencias de otros signos son mayoritarias, como es el caso de la China Popular, con la que la Santa Sede suscribió un entendimiento de carácter temporal, que permitirá al pontífice designar nuevos obispos. Esa acción de naturaleza eminentemente pastoral, orientada a beneficiar a quienes en China profesan la religión católica, entendida de manera equivocada, provocó la crítica del secretario de Estado norteamericano, que calificó como inconveniente su próxima renovación e intentó expresársela directamente al Sumo Pontífice, en una visita personal.
La diplomacia vaticana, curtida durante siglos, sin desairar el portavoz estadounidense, con consumada sutileza, como así lo reportan algunos medios de prensa europeos, sorteó el embate, confiándole la tarea de recibirlo al cardenal Secretario de Estado y al responsable de su política exterior. Sin embargo, al señor Pompeo se le hizo saber que no es política de la Santa Sede, que el Papa reciba a representantes políticos cuyos países se encuentran inmersos en contiendas político electorales. Pero, además, también se le recalcó que, en su misión pastoral, la Iglesia Católica otorga prelación al cuidado espiritual de sus feligreses, por encima de consideraciones de otras índoles ABOGADO
La labor peregrina del papa argentino se ha proyectado no solo en los países de militancia católica