Feminicidio y aborto provocado

En la actualidad el concepto de feminicidio ha venido evolucionando de tal manera, que el sujeto activo de esta figura delictiva no necesariamente puede ser un hombre, sino también una mujer que mata a otra mujer en forma violenta dentro de una relación desigual de poder.

Es por ello, que hemos considerado importante establecer una forma de feminicidio que no es abordada con frecuencia, como lo es el aborto provocado tipificado en el artículo 141 del código penal panameño.

En esta excerta legal se establece como delito el hecho que una mujer embarazada se practique su propio aborto o consienta que otra persona se lo realice, situación que le puede traer como consecuencia la imposición de una pena de prisión que puede ir de uno a tres años.

La relación entre ambos delitos la podemos encontrar en los aspectos siguientes: 1. La propia mujer manifiesta en forma directa su intención de interrumpir abruptamente su período de gestación, ocasionándose una afectación física y sicológica que la mayoría de las veces es irreparable y puede llegar a costarle su propia vida. 2. La decisión que adopta la mujer de privar de la vida al ser humano que lleva en su vientre ha sido el resultado de diferentes situaciones en las cuales se ve inmersa producto de relaciones desiguales de poder, de manera tal, que se convierte en víctima y victimaria del delito.

Los señalamientos expuestos anteriormente nos llevan a realizar la reflexión siguiente: hasta qué punto la violencia y el extremismo violento al cual se ve expuesto la mujer, pueden inducirla a quitarle la vida a un ser que ella misma procreo en conjunto con su agresor o con su pareja sentimental.

En aquellos casos, en que esa nueva vida era una niña y cuyo feto tiran en una letrina, abandonan en un baño público, encontrándonos entonces ante un doble feminicidio. Por último, es importante que reflexionemos sobre el hecho que la vida y el cuerpo humano son bienes jurídicos no disponibles.