El Siglo

Se goloseó a la cuñadita y la preñó

-

Betsy Valdés tenía 19 años y medio cuando llegó de un pintoresco sector de La Pintada, en Coclé, al bullicioso barrio periférico de La 2000 en Burunga, a casa de Micaela, su hermana mayor que vivía con Andrés Corrales y sus dos criaturas de cinco y ocho años.

Betsy era muy elegante y risueña, su figura juvenil y piel nueva y delicada atrajo de inmediato la mirada de todos los viriles de Burunga. Micaela no trabajaba pero Andrés era un cabo de la policía y con su salario había para todos.

Micaela notaba que Corrales era muy amable con Betsy, por eso decidió que cada noche se clavaba unos transparen­tes vestidos de dormir que su amado le había comprado para un 14 de febrero y que ya no usaba por la rutina. Aún así la pareja del cabo Corrales notaba que él miraba mucho a su hermanita recién llegada.

Aquella noche llamó el mayor para que Andrés se presentará a hacer un turno en un retén en La Chorrera. Se modificó momentánea­mente el horario de Corrales y llegó al día siguiente a las 9:00 a.m. a dormir.

Micaela fue al super para preparar un buen almuerzo para su trasnochad­o marido. Andrés quedó en casa durmiendo mientras que Betsy debía cocinar unos frijoles para ir adelantand­o y vigilar a Tobias el niño más pequeño, quien se entretenía viendo cómicas en la televisión.

Media hora después Betsy entró al baño para ducharse pero no aseguró bien la puerta de aque tocador, ya que Andrés estaría en el quinto sueño en su habitación y Tobias estaba ensimismad­o en las caricatura­s.

De pronto la puerta del baño se abrió y Betsy escuchó el sonido de un chorro que caía sobre el higiénico, el agua que caía sobre su cuerpo desnudo no cesó pero sintió que la cadena vació el contenido desecho y la cortina se deslizó para dejar ver el cuerpo también desnudo de Andrés.

Ella no dijo nada porque Andrés cerró su boca con la suya al tiempo que la apretaba sin lastimarla. Betsy estaba ardiendo a pesar del agua. Los minutos pasaron y los amantes caminaron hasta la cama matrimonia­l donde terminaron de socavar sus delirios.

Tres meses después, Micaela notó que su hermanita le crecía el vientre, estaba muy retraída y silenciosa.

- ¿ Cuándo me lo vas a presentar? -Preguntó Micaela. Betsy quedó muda. No, yo me voy porque ya no quiero estar aquí, respondió Betsy.

No de ninguna manera hermanita, usted se queda, si él es tan responsabl­e para llevársela que venga aquí para conocerlo.

El matrimonio se mantuvo hasta el nacimiento de Andresito, porque una mañana Micaela llevó a sus dos niños a El Tecal, donde sus abuelos. Ella pensaba esperar a Betsy que llegaría un poco más tarde pero se le quedó el celular en casa. Dejo los niños y regresó sola a buscarlo. Cuando abrió la puerta escuchó un ruido en su cuarto y para su sorpresa al entrar vio a su hermana y a su esposo desnudos en el espacioso lecho.

ELLA NO DIJO NADA PORQUE ANDRÉS CERRÓ SU BOCA CON LA SUYA AL TIEMPO QUE LA APRETABA SIN LASTIMARLA. BETSY ESTABA ARDIENDO A PESAR DEL AGUA.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Panama