Urgen vacunas buenas, baratas y libres de corrupción

Indignación ha sentido el pueblo panameño con la dilatación del inicio de la vacunación contra el virus mortal, a pesar de haber llegado Panamá al primer lugar en contagios per cápita a nivel mundial, mientras más de 30 países de la región ya la están llevando a cabo.

“Dentro del primer trimestre” (o sea que puede iniciar hasta el 31/3) ha dicho el Presidente que comienza la vacunación, acudiendo a un juego de palabras en su discurso del 2 de enero pasado, para evitar ser transparente y decir al país la razón del retraso.

Con más de 4,000 fallecidos a cuestas y con una positividad en las pruebas realizadas del 28.1% en la última semana (cuando lo recomendado por la OMS es del 5%), lo cual revela altísimos niveles de transmisión, y prácticamente abandonada la trazabilidad comunitaria, la vacuna sería casi la única tabla de salvación de panameños y panameñas.

Sumado a lo anterior, el Ministro de Salud ha anunciado la aparición de 2 nuevas cepas del virus, descubiertas por el Instituto Gorgas, mucho mas contagiosas que la cepa inicial, manteniendo a la población en ascuas por la posibilidad de que se trate de las agresivas cepas inglesa y sudafricana, dada la apertura del Aeropuerto internacional, que se mantiene pese a la cuarentena.

En cuanto a los acuerdos anunciados por el gobierno con las farmacéuticas Pfizer, Astra Zeneca y Johnson & Johnson, para la adquisición de vacunas, se desconocen sus contenidos, si hay cláusulas onerosas que excluyan nuestra jurisdicción en caso de reclamaciones legales, el costo de estas vacunas, las razones del retraso para su ejecución, qué pasó con la cadena de frío para la vacuna, si hay intermediarios en la contratación y a los cuales haya que pagarles comisiones (lo cual sería sinónimo de una corrupción atroz), tal como se ha venido especulando en las redes sociales.

Nos llama la atención que el gobierno haya preferido compañías norteamericanas, que ofrecen las vacunas más costosas y con mayores exigencias de almacenamiento y que no haya habido divulgación alguna sobre su efectividad, composición y efectos secundarios.

Sería inaudito que se calcule hacer negociados a costa de la salud y vida de los connacionales, lo cual develaría no sólo una conducta criminal de la clase política, sino también, su podredumbre moral. ABOGADA Y DOCENTE UNIVERSITARIA